jueves, noviembre 16, 2006

PUEBLOS INDÍGENAS DE OAXACA




ZAPOTECOS / BEN'ZAA DE LOS VALLES CENTRALES
(tercera parte)

Vivienda
En los poblados alternan indistintamente casas de bajareque con techo de zacate, construcciones de adobe con tejas o edificadas con cemento, ladrillo y techo colado o lámina de asbesto. Esta situación muestra las diferencias económicas existentes al interior de cada comunidad. Con excepción de los poblados grandes, cuya calle principal está relativamente pavimentada, la mayor parte de los pueblos presenta calles en que prevalecen la piedra y la tierra apisonada.

Artesanías

La especialización artesanal de las comunidades se remonta al periodo prehispánico y constituye el motor fundamental de la compleja red de mercados regionales. Se puede afirmar que las artesanías zapotecas de los Valles Centrales presentan grandes áreas de especialización, entre las que destacan la producción de barro, el tejido de fibras duras y los textiles de lana y algodón, así como el trabajo de la piedra, la madera, la fabricación de mezcal y el curtido y trabajo de pieles. En mayor o menor medida estas actividades están ya determinadas por los requerimientos de un mercado externo no zapoteca, que controla y establece los precios de venta, impone cuotas de producción e influye poderosamente en la paulatina transformación de los sistemas de trabajo tradicionales. Hoy en día, la producción de textiles, de objetos de barro y otros se hace, en muchos casos, a destajo, por encargo de compradores a través de los talleres o de la unidad familiar, lo que implica también la pérdida de técnicas tradicionales y el manejo irracional de los recursos naturales.

Territorio, ecología y reproducción social

Los Valles Centrales es una región constituida por tres valles de altura: el valle de Etla, el de Tlacolula y el de Zimatlán-Zaachila-Ocotlán. La longitud de los valles oscila entre 20 y 30 km, formados por terrenos planos y semiplanos que separan la Sierra Madre del Sur de la Sierra Madre de Oaxaca. En la región existen cuatro subcuencas hidrológicas pertenecientes a la vertiente del Pacífico: Etla, Tlacolula, Zimatlán y la subcuenca de Ocotlán y Ejutla. Las corrientes superficiales que riegan los Valles Centrales son escasas y de poco caudal; el río Atoyac, formador del Río Verde, es la principal fuente de abastecimiento de agua superficial, principalmente en el valle de Etla. Actualmente, luego de miles de años de cultivo intensivo, queda poca vegetación original. La injerencia del hombre ha ocasionado variaciones climatológicas regionales como la pérdida de humedad, la desertificación y la irregularidad del periodo de lluvias. A causa de estos cambios la vegetación dominante ahora es de tipo xerófita, asociada al chaparral, especialmente guamúchiles, mezquites, cactáceas, agaves y pastos. En las regiones de tipo subárido, como el valle de Tlacolula, existe vegetación caducifolia: fresnos, zapotes y amate. Hay una fuerte deforestación debida al consumo regional de madera y a su demanda comercial que ha provocado una reducción del caudal de los ríos, la erosión del suelo y la disminución o extinción de especies de la flora y fauna.



El clima de la región es templado subhúmedo, en invierno prácticamente no llueve. La temperatura promedio oscila entre 18° y 22°C. El promedio de precipitación pluvial es de 600 mm, aunque hay años de mucha sequía lo que explica el interés de los campesinos en la perforación de pozos y obras destinadas a retener el agua. El uso del suelo en los Valles Centrales está destinado básicamente a tres actividades: agricultura de autoconsumo y comercial; pastoreo agrícola de caprinos y recolección. La agricultura sigue siendo el medio de subsistencia básico para los campesinos zapotecas. A excepción del distrito Centro, la población depende para su sustento fundamentalmente de las labores agrícolas. Actualmente la agricultura en la región es de subsistencia (maíz-chile-frijol-calabaza) y comercial. Esta última, como en todo el país, ocupa las mejores tierras, acapara y concentra los créditos y monopoliza la escasa asistencia técnica gubernamental. Aparte de la milpa se da gran importancia al cultivo de hortalizas y frutales, destinados al mercado local que, junto con forrajes, son los principales productos que les permiten ingresos monetarios. Complemento de las labores agrícolas son la cría y venta de animales domésticos. El pastoreo de caprinos y bovinos se realiza bajo el régimen de libre pastoreo. En cuanto a la emigración, existen importantes núcleos de familias zapotecas en la ciudad de México, Chiapas, Veracruz y en diversos sitios de Estados Unidos, lugares a los que migran en búsqueda de mejores oportunidades.

Organización social

Dentro de las comunidades las relaciones sociales se basan en la reciprocidad, sobre todo en el intercambio de mano de obra o bienes. La guelaguetza es una forma institucional de dicha reciprocidad, en la cual los participantes corresponden en especie y a solicitud de una de las partes de este proceso. Este tipo de intercambio forma parte de la organización social en las mayordomías, fandangos y en la construcción de viviendas. La guelaguetza es un patrón cultural, heredado de los sistemas mesoamericanos de ayuda mutua.

El tequio o servicio comunitario obligatorio es el pilar del trabajo comunal. Los hombres mayores de edad tienen la obligación de donar su trabajo un determinado número de días para efectuar obras de beneficio comunal: caminos, escuelas, riego, etcétera. Quien no puede participar paga un peón como contribución. Esta forma tradicional de organización es un elemento central de la cohesión social comunal, pero no está exenta de las transformaciones provocadas por las relaciones mercantiles.
Por otro lado, el sistema de mercados comunica a los valles con otras regiones de la entidad. Así, los mercados conforman una amplia unidad económica y social, que pone en contacto a distintos pueblos, donde el español constituye la lengua franca. Dentro de las relaciones intercomunitarias los mercados regionales cíclicos y la especialización productiva revisten particular importancia.


Cosmogonía y religión

Como en la mayoría de las poblaciones indígenas mesoamericanas, el culto a las deidades prehispánicas se mezcló con la religión impuesta por los conquistadores, dando como resultado un sincretismo religioso. Como consecuencia del dominio colonial, se instituyó el sistema de cargo que actualmente constituye un cuerpo de autoridades de los pueblos indios. En esta zona destacan los topiles y los mayordomos que se encargan de realizar el culto anual que gira en torno a determinados santos en las comunidades. Hoy en día, en las comunidades de Valles Centrales, estas estructuras están en un proceso de desgaste.

Fiestas

Existen diversos tipos de festejos: los de carácter familiar que incluyen bautizos, bodas, matrimonios y ritos funerarios. En estas fiestas existe una amplia gama de padrinazgos que cubren los gastos de las diferentes etapas de las ceremonias; para los padrinos esto implica un alto gasto económico. Donde persiste la división en barrios es frecuente la presencia de festividades alusivas a los patrones de los mismos. A nivel comunitario, cada poblado festeja, por lo menos, la fiesta del santo patrón, donde se mezclan danzas tradicionales con grupos tropicales y norteños. También es frecuente la presencia de ferias con juegos mecánicos, puestos de comida y juegos electrónicos. La organización de estos festejos está a cargo de comités electos por las autoridades. Destacan las celebraciones de la Cruz de Mitla, el 1 de enero, La Candelaria, el Carnaval y la Virgen de la Soledad, patrona de la ciudad de Oaxaca

VERSIÓN ORIGINAL: ÁLVARO GONZÁLEZ R.
SÍNTESIS: BEATRIZ TERRAZAS Tomado de la página del INI

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