miércoles, diciembre 31, 2008

Feliz 2009

Popurri Eugenia León.

martes, diciembre 30, 2008

Bestialidad contra los Palestinos

La Jornada

‘‘lo peor está por llegar’’



‘‘No quedará en pie ningún edificio de Hamas’’, advirtieron autoridades de Israel. Con el apoyo de Estados Unidos, Tel Aviv realizó la tercera jornada de bombardeos contra Gaza, donde la cifra de muertos llegó a 345, incluidos 21 niños. El ejército israelí declaró la franja ‘‘zona militar cerrada’’ a medios de información o equipos de ayuda humanitaria, lo que presagia una inminente ofensiva terrestre. La condena mundial unió ayer a varios países. En la imagen, un pequeño observa el funeral de tres infantes Foto Reuters

Israel. "Estado Terrorista"

La Jornada

Pedro Miguel
navegaciones@yahoo.com http://navegaciones.blogspot.com

Israel

El problema no es que Israel sea un Estado judío, sino que es un Estado terrorista. Aunque hubiese sido fundado y habitado por otomíes, por pashtunes o por noruegos, sus prácticas genocidas merecerían algo más que la condena universal: la intervención inmediata y enérgica de la comunidad de naciones para defender a las víctimas de su barbarie y para llevar a sus gobernantes ante tribunales internacionales de justicia y procesarlos por crímenes de guerra.

Dos razones explican que ello no haya ocurrido aún y que, posiblemente, no ocurra jamás: el (justificado) sentimiento de culpa de las potencias occidentales por no haber impedido el exterminio de judíos que llevaron a cabo los nazis y, mucho más importante y decisiva, la condición de Tel Aviv como aliado estratégico de Europa y Estados Unidos en una región predominantemente árabe, islámica, y por mucho tiempo reacia a uncirse a los dictados colonialistas de las metrópolis. De no ser por esos factores, hace mucho tiempo que Israel habría sufrido un férreo bloqueo económico, habría sido hostigado en forma sistemática y, posiblemente, habría sido arrasado por los bombarderos de Occidente, como les ocurrió a Irak, a la extinta Yugoslavia y a Afganistán.

Y es que el régimen israelí no sólo es culpable de delitos de lesa humanidad, como éste al que asistimos en el fin de 2008, cuando los aviones de Tel Aviv ejecutan sanciones colectivas contra las mujeres, los hombres, los niños y los ancianos de Gaza, sino también de la fabricación de armas de destrucción masiva: las bombas atómicas de Israel, producidas ante las narices de Washington y de Bruselas son, para el mundo, una amenaza mucho más real que las supuestas armas iraquíes cuya existencia inventó George W. Bush para dar justificación a su guerra de negocios. Adicionalmente, el Estado fundado por Ben Gurión y Weismann (vinculados a Haganá e Irgún, organizaciones sionistas célebres por sus represalias sangrientas contra los árabes, y no menos terroristas que las islámicas Hamas y Hizbollá) ha aplicado en Cisjordania y en la porción palestina de Jerusalén una política sistemática de limpieza étnica semejante a la que el extinto régimen de Milosevic puso en práctica en Bosnia; ha saqueado y devastado los recursos naturales de los palestinos, ha reducido a las poblaciones de Cisjordania y Gaza a la explotación inmisericorde, a la miseria y a la humillación y ha implantado, en el territorio israelí, un régimen racista de discriminación y apartheid sobre los ciudadanos árabes.

A estas alturas, el Estado israelí no corre ningún peligro de ser arrasado ni destruido por sus vecinos árabes y musulmanes, y menos por los puñados de desesperados harapientos que de cuando en cuando realizan atentados terroristas contra el sur de Israel. Sus vastos recursos bélicos –obtenidos en buena medida gracias al respaldo incondicional de Washington– le aseguran una ventaja irreversible y aplastante sobre el resto de los países de la región.

Los principales enemigos del régimen de Israel son su propia arrogancia, su impunidad, hasta ahora absoluta, su desprecio hacia la legalidad internacional y la aplicación racista y facciosa de sus propias leyes. Por esa vía, el Estado hebreo (lo mismo daría si fuera mixteco, druso o armenio) se encamina hacia una bancarrota moral irreparable. Occidente debe intervenir, no para destruirlo, como hizo con Irak y con Afganistán, sino para contenerlo, para reformarlo, para rescatarlo de sí mismo y, desde luego, para impedir que siga rindiendo tributos a la barbarie y ofreciéndole al mundo regalos horrorosos como este año nuevo ensangrentado en Gaza. Pero no hay que mezclar las cosas: llegado el momento, cuando suene el shofar, muchos gentiles, con el mismo afecto de todos los años, diremos shaná tobá a nuestros amigos y conocidos judíos, sean israelíes o no.

lunes, diciembre 29, 2008

México. "La Tramoya"

La Jornada

Carlos Fazio

La tramoya

Se denomina tramoya a la maquinaria teatral para figurar o fingir prodigios o transformaciones. En sentido figurado, alude a un enredo hecho con ingenio, disimulo o maña. A su vez, tramoyista es una persona embaucadora, que usa engaños. Tramposa, pues. Con su gran peso simbólico, el concepto de tramoya explica el pasado reciente, lo acontecido el último bienio y la tendencia en México. Ésa ha sido la senda transitada en los últimos ocho lustros, que desemboca en la configuración del México actual: antidemocrático, excluyente, violento, con sus tramoyistas incluidos. Un país de corrupción, impunidad, fraudes y simulaciones sumergido hoy en el caos sociopolítico y en una guerra ininteligible, reguladora.

Como otras regiones del mundo, el gran enredo mexicano es un laboratorio de los planes de control militar, económico y geopolítico de Estados Unidos. Pero además, en un plano de subordinación a los designios del imperio, la guerra contra los malos de Felipe Calderón, mediante un calculado uso del terror enmascarado como limpieza, es funcional a las elites nativas trasnacionalizadas.

Se trata de una estrategia del Estado y de las elites para fabricar enemigos internos y descomponer los conflictos sociales, con un saldo costoso para todos, menos para ellos. Pero esto no empezó en 2007. Viene de antes. Cambiaron, sí, algunas formas de la violencia. Y aparecieron nuevos protagonistas. Aunque muchos vienen del pasado; han estado incrustados en los intersticios de los poderes fáctico e institucional durante años. A comienzos de los 90 se rompieron pactos y reglas entre ellos y vinieron las traiciones violentas. Por eso, no hay que engañarse con la charlatanería y las tramoyas perversas de los que mandan y sus administradores.

Veamos. En 1968, la rebelión de los estudiantes, con Tlatelolco como epicentro, propició una respuesta violenta, desproporcionada, del Estado. Fue el inicio de una fase regresiva, contrarrevolucionaria. Como dice Paolo Virno, literalmente empezó una revolución a la inversa, que consolidó y relanzó el mando capitalista en el país. Igual que su opuesto simétrico, la contrarrevolución no dejó nada intacto.

Amparado en el estado de excepción, el diazordacismo construyó de manera activa un peculiar “nuevo orden”, reforzado después por el echeverrismo y su guerra sucia paramilitar. Excedidos en su capacidad de disuasión, utilizando a los medios masivos para inducir a la degradación, los pacificadores de antaño intentaron invisibilizar la comprensión del conflicto. Pero frente al negacionismo del régimen con sus envolturas y confusiones, los críticos del sistema fueron capaces de subvertir el orden de la falacia, para hilar verdades. Aunque los criminales sigan libres e impunes todavía.

Volvamos al paramilitarismo como herramienta de la contrainsurgencia y la guerra sucia que en los años 70 devino en terrorismo de Estado. La estrategia implicó desarrollar estructuras criminales encargadas de eliminar al “enemigo interno”, por la vía de operaciones encubiertas y el accionar paramilitar. Bajo la coordinación de mandos del aparato de seguridad del Estado (Ejército, policías, organismos de inteligencia), agentes estatales sufrieron un proceso de mercenarización y se convirtieron en guerreros clandestinos e irregulares, coludidos muchas veces con sicarios, delincuentes comunes y narcotraficantes. Con lo que se rompieron los nexos entre ambos extremos de la cadena criminal.

Como brazo armado de la guerra sucia planificada por el Estado, el paramilitarismo jugó un papel clave en la regulación del conflicto interno. Pero después, quienes realizaron la limpieza reclamaron “lo suyo” al gobierno, el parlamento, la justicia y las distintas instancias de la nueva hegemonía nacional. Así, los “salvadores” de la patria, los que ordenaron, aplicaron y consintieron las ejecuciones sumarias extrajudiciales, las desapariciones forzadas, la tortura y se quedaron muchas veces con los bienes de las víctimas como botín de guerra, fueron recompensados y quedaron impunes e inmunes. Desde la cadena de mando, el presidente Luis Echeverría, para abajo.

Reciclado, difuminado o lavado el recurso paramilitar en el interior del Estado; convalidado el mercenarismo; normalizados y legitimados los viejos guerreros sucios y sus crímenes; premiados en lo jurídico, se construyó la ficción de un “Estado de derecho”. Funcionó la tramoya, pues. Impunes e inmunes los benefactores, hacedores y beneficiarios del mercenarismo-paramilitarismo de ayer (gobernantes, empresarios, banqueros, políticos, parlamentarios, ex jefes y comandantes de la Dirección Federal de Seguridad, la Procuraduría General de la República y las Fuerzas Armadas, incluidos desertores de elite del Ejército), muchos hacen parte hoy de los círculos de poder, y otros más abajo integran amplísimas redes de (in)seguridad gubernamentales, articuladas con cuerpos de informantes y organizaciones criminales en el marco de un Estado de tipo delincuencial y mafioso.

La violencia actual, con todo su horror y sus renovados niveles de degradación e ininteligibilidad –con sus policías, soldados y civiles degollados, sus avionazos, granadazos y civiles asesinados en los retenes militares–, es fruto de aquellos lodos. Con su guerra reguladora, Calderón “calentó” las plazas y desorganizó, en la etapa, el negocio criminal; su administración y protección institucional. Por eso, ahora, los mensajes y los tramoyistas de ocasión hablan de volver a pactar y negociar. De administrar la criminalidad organizada como antaño. Se trata de desenredar los pleitos entre famiglias, mafias y reguladores a sueldo, en el marco de una pugna por territorios y ganancias, donde nadie tiene las manos limpias.

Frente a eso, desde la ética, sólo queda la resistencia legítima. La búsqueda de una utopía de cambio social y político, desde abajo y a la izquierda, sumando la horizontalidad de las luchas cualquiera sean sus formas.

sábado, diciembre 27, 2008

"Cuba, la batalla ganada"

Los de Abajo

Gloria Muñoz Ramírez
losylasdeabajo@yahoo.com.mx

■ Cuba, la batalla ganada

Medio siglo de revolución. Las calles se llenan de cuerpos que se mueven al ritmo del reggaeton. Jóvenes llenos de vida, alegría y reclamos. Los tres recientes huracanes caribeños dejan su huella en las mesas decembrinas. No hay verduras ni frutas en los comedores cubanos. Los tostones (plátanos fritos) reaparecerán en medio año y, mientras, el pueblo se mantiene a la expectativa de que en 2009 la situación mejore.

En el siempre concurrido malecón de la Habana todos los días se baila son y salsa como parte de los festejos por el 50 aniversario del triunfo de la revolución. Carteles y banderas por todos lados, aunque menos de los previsibles. No hay dinero y se siente en cada esquina. En una calle del antiguo barrio residencial de El Vedado se abre el pabellón Para leer la historia de la revolución. Ediciones austeras, limpias y bien cuidadas de literatura e historia universal. Un libro de José Saramago a 15 pesos cubanos (equivalentes a 60 centavos de dólar), uno de Balzac a 5 pesos (25 centavos de dólar), novelas de Juan Villoro, Rosa Regás, Gore Vidal, biografías de José Martí y Pablo Neruda, todo, o casi todo sobre la epopeya de la Sierra Maestra a menos de un dólar. Presentaciones de libros, jazz en vivo, visita de los peloteros cubanos. Mojitos a 5 pesos (25 centavos de dólar) y un helado de cinco bolas, como los de Copelia, al mismo precio.

Los cubanos, con todo y sus reclamos, están de pie. Defienden su revolución y caminan junto a ella. Ya vendrán tiempos mejores, dicen sin conformarse. El inhumano bloqueo estadunidense merma su economía. El mercado negro de cualquier producto es la cotidianidad y rebaja las arcas del estado, pero este pueblo mira increíblemente de frente, no se agacha frente a nadie y hace de la austeridad un reto.

Más allá de las estadísticas, los testimonios reflejan un nivel educativo muy superior a cualquier otro de Latinoamérica. Médicos, ingenieros, enfermeras, científicos, profesores, arquitectos y una relativamente nueva oleada de pintores, músicos, escultores, escritores y cineastas egresan de las aulas universitarias. Casi nadie vive únicamente de su trabajo. Se buscan más ingresos como pueden, pero no dejan de valorar el cúmulo de conocimientos que el proceso revolucionario les ofrece.

Cuba, esta pequeñita isla caribeña, aunque la más grande de las Antillas, está de fiesta, y con ella todos los que en el mundo reivindican la lucha contra el imperialismo. Enumerar los logros y tropiezos es otra tarea. Aquí la cotidianidad es una batalla que se gana todos los días y este primero de enero Cuba cumple 18 mil 250 días de ganarla.

jueves, diciembre 18, 2008

Petróleo."Bloques de traición"

La Jornada

John Saxe-Fernández
http://jsaxef.blogspot.com

Bloques de traición

No es asunto menor: se trata de ceder a contratistas y empresas espacios terrestres y marítimos bajo jurisdicción mexicana, sitio de una vasta riqueza de hidrocarburos rescatada en 1938 para el pueblo mexicano por Lázaro Cárdenas del Río, con apoyo de su esposa, doña Amalia Solórzano, de quien hoy lamentamos su ausencia. En silencio y sin debate, bajo una mayoría PRI-PAN que apesta a propina trasnacional, con el alcahueteo de legisladores y políticos de oposición y la ingenuidad de algunos de sus consejeros, la Cámara de Diputados rehusó, tajante, prohibir expresamente el otorgamiento de bloques o áreas exclusivas a contratistas, como lo propuso Andrés Manuel López Obrador.

Tal decisión fue celebrada por el primer círculo de Calderón que desde 2006 dividió el Golfo de México en 239 bloques para, según Fabio Barbosa, de la UNAM, “ser licitados y explotados en lo que llaman alianzas estratégicas con empresas privadas” (Contralínea, diciembre 2008, p.48). Esta proeza antinacional se gesta, según reseña Marcos Chávez, aprobando al vapor que Pemex y los organismos que establezca el Ejecutivo “… podrán celebrar con personas físicas y morales toda clase de actos, convenios contratos y suscribir títulos de crédito… Los contratos podrán incluir acuerdos arbitrales conforme a las leyes mexicanas y los tratados internacionales de los que México sea parte”, como el TLCAN. Se añade que, “tratándose de actos jurídicos de carácter internacional (se) podrá convenir la aplicación del derecho extranjero, la jurisdicción de tribunales extranjeros en asuntos mercantiles y celebrar acuerdos arbitrales cuando así convenga al mejor cumplimiento de su objeto” y además se podrán “otorgar…permisos y autorizaciones en materia energética… incluyendo las asignaciones para la exploración y explotación de hidrocarburos… se levantará un catastro petrolero para proponer al tribunal del Ejecutivo federal el establecimiento de zonas de reservas petroleras: así como para regular la asignación de áreas para la exploración y explotación petrolera” (Ibid, p.14 y ss).

Bajo arrastre de empréstitos del Banco Mundial (BM), PRI y PAN impulsaron reformas estructurales como tapadera legal de inconstitucionales operaciones que van dejando a Pemex como un cascarón al trasladar la gestión operativa a privados y grandes firmas tipo Halliburton y Slumberger. Con la reforma petrolera en el bolsillo, cúpula y empresas despliegan a directivos y equipos de abogados para incidir sobre decisiones que eventualmente emanarían de la Comisión Nacional de Hidrocarburos en torno a la “asignación de bloques para la exploración y producción de hidrocarburos, el tiempo de adjudicación mediante contratos de servicios y las medidas para la asignación de incentivos económicos”. Esa comisión fue propuesta hace años por el BM bajo un esquema “regulador” (dominado por las petroleras), utilizado en Texas. Por lo que, como señala Mario Di Costanzo, las concesiones de áreas en el Golfo de México bien “pueden darse de tal manera que se le entreguen a una misma empresa varios espacios cuyo tamaño promedio es de la extensión del estado de Tlaxcala o Colima” (ibidem).

La maniobra contra la nación es magna. Recuerdo que en la privatización petrolera en Brasil el BM creó la Agencia Nacional del Petróleo y, como en el caso de la Texas Railroad Comission, sus órganos fueron penetrados por las empresas petroleras, igual que los diputados de la “reforma”, lisonjeados hace pocos meses por el Comando Norte (CN) de EU en sus instalaciones en la Base Aérea Peterson, en Colorado Springs, donde asistieron a un curso para familiarizarse con el CN y enfatizar, dice el Pentágono, “la asociación fuerte de cooperación con México, que es crítica para ambos países: la seguridad de Norteamérica (sic) y el hemisferio”. El CN se encarga de la “seguridad” de Alaska al Suchiate y el Golfo de México. Ahí opera la Cuarta Flota y se localizan los bloques de la traición.

martes, diciembre 16, 2008

"Para 2009". La Tarea Social.

La Jornada

Pedro Miguel
navegaciones@yahoo.com • http://navegaciones.blogspot.com

Para 2009

Hasta ahora el desempeño en materia de seguridad pública y lucha contra la delincuencia ha sido visto por la mayoría de la minoría que votó por Felipe Calderón en 2006 como la mayor ineptitud de su gobierno. Ya irán descubriendo (algunos ya lo han hecho) que hay un ámbito en el que el caleronato puede hacerlo peor: el manejo de la crisis económica y la intemperie que se nos viene encima como resultado de la especulación catastrófica. Dicen que un funcionario del gabinete de Erenesto Zedillo le reclamó a su antecesor en el cargo que el gobierno anterior había dejado la economía prendida con alfileres y que tuvo que tragarse una réplica de proverbial cinismo salinista: “Sí, pero ustedes quitaron los alfileres”. De Fox a Calderón las cosas son peores, porque en el sexenio pasado se robaron casi todos los alfileres y la administración actual se dedica a clavar en la piel de la población los pocos que le dejaron. Ya vendrán los aumentos salariales de cuatro por ciento para enfrentar una inflación tres o cuatro veces mayor –en el mejor de los casos– y un desempleo que volverá pobres a cientos de miles de clasemedieros que soñaron con seguridad y prosperidad; ya reconocerán que el verdadero peligro para México se encuentra en Los Pinos y que ellos contribuyeron a colocarlo allí, aunque no en mucho; ya irán entendiendo que el fraude electoral de 2006 también fue un engaño contra los que sufragaron azul, porque éstos festejaron un triunfo que no era de ellos, sino el de los grandes capitales trasnacionales (extranjeros, aunque contraten a nativos de apellido Gil Díaz), que estaban dispuestos a imponer a Calderón así fuera con el uno por ciento de los votos reales.

Ya caerán en la cuenta muchos de los desencantados que la aparente estupidez gubernamental ante la delincuencia (99 por ciento de delitos quedan impunes, según dicho de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, o sea, el porcentaje ha de ser mayor) es en realidad el prolegómeno perverso de una política de contrainsurgencia y de un empeño por establecer un Estado policial que suprima de jure las garantías individuales que las corporaciones de seguridad pública ya violan de facto. Y ya acabarán por rendirse ante la evidencia de que los atributos legendarios de honradez y austeridad de los panistas son actualmente un mero recuerdo histórico reciclado para efectos de marketing.

De algo semejante se darán cuenta, en el otro lado, los que aún creen que Nueva Izquierda es nueva y es izquierda, y no han acabado de percibir que bajo la articulación de esos dos términos falaces se oculta el viejísimo fenómeno del palerismo partidario.

La gran pregunta para 2009 es qué cauces tomarán los descontentos multiplicados. Hasta ahora los regímenes blanquiazules han buscado (y parcialmente logrado) escurrir el bulto y desviar el enojo de los sectores medios y altos por la inseguridad hacia desahogos vestidos de blanco, en los que se abomina más a la delincuencia organizada que la incapacidad o falta de voluntad gubernamental para combatirla. Al parecer no todos los que participan de buena fe en esas catarsis se han hecho un razonamiento elemental: es un poco cándido pedir a los delincuentes que dejen de delinquir, pero al gobierno cabe exigirle que los enfrente con eficacia, lo cual, desde luego, no significa que los mate, sino que los identifique, los capture y los presente ante una instancia judicial.

Con su infinita torpeza (99 por ciento de impunidad, dice la CNDH), los gobernantes dan alas a las consignas demagógicas y electoreras que piden la implantación de la pena de muerte, y mientras esperan a ver si esa demanda logra recabar respaldo social avanzan en su deliberado recorte de las garantías individuales. Ya jugarán, llegada la circunstancia, la carta peligrosa de un movimiento masivo que pida torturar y asesinar a los torturadores y asesinos. Es un gran riesgo, porque una corriente de ese tipo, alimentada por la exasperación económica, bien podría salirse de control e inventar que un general auténtico luciría mejor la banda tricolor que un chaparrito, pelón y de lentes (Espino dixit) al que le gusta disfrazarse de general. Es posible que esa sea la verdadera apuesta del Yunque (el cual no existe, según dicen los que pertenecen a él) y de otros estamentos del totalitarismo.

Para el movimiento de resistencia popular, el gran desafío del año entrante es volverse un interlocutor creíble para quienes se agregarán al descontento masivo y ofrecerles un cauce de acción democrático y honesto: impedir que el gobierno siga haciendo pedazos al país y transformar de manera pacífica las estructuras sociales injustas, excluyentes e inequitativas que han traído al país sangre, deudas, hambre y rabia. Feliz año nuevo.

Dineros. "Parásitos Insaciables"

La Jornada

José Blanco

Parásitos insaciables

No hay otra forma de referirse a la gran mayoría de quienes laboran y sobre todo dirigen las instituciones financieras. En todo el mundo se buscan hoy las medidas más apropiadas para regular lo que nunca debió ser desregulado, pero, por supuesto: en todas partes los primeros que han protestado son los propios banqueros.

En México uno de los primeros en salir a la palestra fue Ignacio Deschamps, presidente de BBVA Bancomer. “Evitemos las tentaciones de controlar variables que deben responder al libre comportamiento del mercado: los precios de los productos y los servicios deberán reaccionar a factores de riesgo, de liquidez y de competencia”, dijo. Desde luego, obtuvo de inmediato la solidaridad de sus congéneres, incluido el inefable Luis Pazos que está puesto ahí, en la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), para velar por los intereses de los clientes de los banqueros. Poner topes a las tasas de interés de tarjetas de crédito, dijo este señor, que ya debiera estar en su casa, es como “la pena de muerte”: no da resultados. Pazos está al servicio de los banqueros, no de los clientes de éstos.

Las tasas de interés de las tarjetas de crédito son en México un atraco, pero lo que cobran los banqueros no se agota en dicha tasa. En octubre pasado, las tarjetas de crédito de los diversos bancos cobraron en promedio 41.78 por ciento, pero el costo anual total (CAT) de este tipo de financiamiento ascendió a 110 por ciento (gastos, comisiones, más formas mil de la insaciable hambre de billetes de los banqueros), según datos del Banco de México y de la propia Condusef. Después las tasas y CAT se fueron a la estratosfera (el riesgo, sabe usted), de modo que aun una corta regulación como la que aprobó el Senado (que no son topes) era necesaria.

El significado más claro sobre el origen de las ganancias bancarias la expuso –ni modo, señores banqueros– Marx. Si usted es un industrial o un mercader, realiza el siguiente ciclo D – M – D’. Comienza con dinero (D) con el cual adquiere mercancías (M) que cambia finalmente por dinero incrementado (D’), es decir, su dinero ha sido recuperado más una ganancia. No entraremos en las profundidades de los significados capitalistas de estas aparentemente inocuas letritas. Pero si usted es banquero, su ciclo es así: D – D’. Sin producir nada, usted obtiene una ganancia, con dinero que no es de usted, sino de sus clientes.

Por si fuera poco, nadie en la economía gana más que usted. Mejor definición de un parásito económico, no existe. Pero además usted se puso a hacer fechorías sin nombre, una vez que le dejaron manos libres (la desregulación); seguramente está bien enterado de la que hizo el acaudalado y súper prestigiado en los medios financieros, el señor de Wall Street Bernard L. Madoff, arrestado y acusado de engañar y robar a los inversores mediante su fondo (de Madoff): 50 mil millones de dólares completamente perdidos, hecho posible por la desregulación. Veremos cuánto resulta en realidad.

La medida más torpe de la desregulación fue revolver las actividades de los bancos de inversión con las de los bancos de depósito. Volveremos sobre este tema.

La esfera financiera está compuesta por tres mercados principales: el de deuda, donde se negocian bonos, pagarés (que a su vez incluyen los mercados interbancarios, los de divisas, los monetarios y otros de renta fija); el mercado de acciones y el de derivados. La ganancia de los títulos negociados en estos últimos “deriva” de otros activos como las materias primas, los valores de renta fija o de renta variable, o de índices compuestos por algunos de estos valores o productos.

Hay cuatro grupos de productos derivados: Forward, Contratos a Futuro (Futures), Opciones (Option) y Permutas Financieras (Swap).

Los derivados buscaban, se decía, eliminar la incertidumbre que generaba la fluctuación del precio de todo cuanto se compra y vende, tanto en el vendedor como en el comprador; pero en un santiamén los banqueros los convirtieron en medio financiero espurio: pensado para la especulación pura y dura.

La contratación de estos productos no requiere de grandes desembolsos, pero los beneficios o pérdidas potenciales pueden ser muy cuantiosos. Quienes especulan con acciones actúan de dos formas: comprando y vendiendo las propias acciones, o comprando y vendiendo derechos a comprar o vender dichas acciones. Evidentemente comprar o vender el derecho de compra o venta de una acción es mucho menor que el valor de la acción misma, pero he aquí que el potencial del beneficio es el mismo. Esto hace que con el mismo capital el especulador obtenga beneficios muchos mayores. Esto venía ocurriendo en tierra de nadie, en descampado, sin ley ni autoridad que rigiera tales engendros financieros.

Esta clase de especulación infame es un juego de suma cero. Vea la diferencia: cuando alguien invierte en la bolsa ocurre que si ésta sube todos ganan y si baja todos pierden, pero en los derivados cuando el especulador gana alguien pierde: las ganancias de un contratante son las pérdidas de otro.

Las pérdidas incontables mundiales en derivados mezclados con las pirámides hipotecarias que desintegraron a los miserables ninja (ninja: no income, no job, no assets; o sea, personas sin ingresos fijos, sin empleo fijo, sin propiedades) provocó que el falso castillo financiero rodara por los suelos de los cinco continentes.

martes, diciembre 09, 2008

México. "Crisis de Confianza"

La Jornada


Pedro Miguel
navegaciones@yahoo.com • http://navegaciones.blogspot.com

La fuerza

Por regla general, las soluciones de fuerza parten de la pobreza de espíritu de quienes las adoptan, de una visión superficial y simplista y, sobre todo, de un enorme candor. No es de extrañar que sus resultados sean, con frecuencia, contrarios a los esperados y que el empecinamiento en su aplicación termine por generar problemas mucho mayores que los que se pretendía solucionar. Dos ejemplos.

Ahí está el caso de Afganistán, donde la gran superpotencia militar del mundo pretendió liquidar a una organización de fanáticos que se había hecho con el control de ese país. En un principio pareció que la aventura funcionaba, o así nos lo hicieron creer los medios desinformativos. Los ocupantes organizaron unas elecciones y hasta se llegó a hablar de la “normalización democrática” que tenía lugar en territorio afgano. Pero siete años después de la invasión y ocupación gringa, posteriormente respaldada por una coalición internacional, los talibán, tan ignorantes y oscurantistas como siempre, han avanzado en presencia territorial y en liderazgo y “el Estado está otra vez en serio peligro de caer en sus manos”, según estimación del Consejo Internacional de Seguridad y Desarrollo (ICOS, por sus siglas en inglés; El País, 8/12/08).

En días pasados los rebeldes ofrecieron pruebas contundentes de su organización, de su capacidad ofensiva y de su funcionamiento internacional, al realizar, en el vecino Pakistán, impresionantes ataques consecutivos contra convoyes de la OTAN que transportaban pertrechos destinados a las fuerzas de ocupación en Afganistán. En la primera de esas acciones, llevada a cabo hace una semana, fueron destruidos una veintena de camiones repletos de pertrechos de guerra; el domingo, en Peshawar, unos 250 combatientes incendiaron un centenar de vehículos de transporte, y ayer, lunes, los talibán calcinaron medio centenar de contenedores y dos camiones en la terminal de carga de esa misma localidad. Esta capacidad de atacar las líneas de abastecimiento del enemigo ha de agregarse a lo sustancial: “el incremento del poder talibán significa que en estos momentos tienen una presencia permanente y hacen ingobernable un 72 por ciento del territorio de Afganistán y una presencia sustancial en otro 21 por ciento”, señala ICOS.

Si esos datos son ciertos, Barack Obama tendrá que ir pensando en modificar su idea de concentrar el esfuerzo bélico de Estados Unidos en Afganistán –a cambio, según ha dicho, de abandonar la aventura militar en Irak– y de emprender algo distinto a una solución de fuerza; por ejemplo, una negociación en la que se ofrezca la salida de las tropas extranjeras a cambio de que los talibán se comprometan a no respaldar acciones terroristas y a suprimir los rasgos más odiosos de su prédica, como la opresión contra las mujeres y la intolerancia cultural y religiosa.

Aunque con profundas diferencias, esta historia se parece al desbarajuste causado por el calderonato con su cacareada campaña contra la delincuencia organizada. Con una frivolidad imperdonable, el gobierno en funciones tergiversó el orden de las prioridades nacionales, optó por la fuerza en detrimento de la inteligencia y apostó a la espectacularidad televisable antes que a la eficacia. Como resultado, la población mexicana sufre, hoy en día, a dos años de iniciada la opereta calderonista “contra el narcotráfico”, una inseguridad pavorosa, el país está sumido en un baño de sangre y las cúpulas de las instituciones de procuración de justicia y de seguridad pública muestran una pudrición sin precedentes.

La moraleja no es necesariamente la misma que la de Afganistán, pero implica un principio semejante: para empezar a enmendar el desastre, es indispensable reconocer que la criminalidad organizada se encuentra en la realidad y no en una historieta, que sus causas profundas son socioeconómicas y no metafísicas y que sus relaciones con el Estado y con la economía son mucho más complejas de lo que se dice en el discurso. Por lo pronto, el fracaso y la corrupción de las autoridades encargadas de combatir a la delincuencia han generado ya una crisis adicional a la de la seguridad pública: una crisis de confianza que se profundizará en la medida en que los gobernantes se empeñen en salir del atolladero con el único recurso que conocen, que es el de la fuerza.

lunes, diciembre 08, 2008

DE LA JORNADA

■ Se diluye la credibilidad, prestigio, poder y membresía de grandes gremios corporativos

Sufre el país de parálisis sindical, una “especie de derrota sicológica”
■ Los independientes se han “contagiado” y caen en la apatía, advierten expertos laborales

■ Imposible, contar las veces y la cantidad de dirigentes que han amagado con paro nacional


Patricia Muñoz Ríos y Carolina Gómez Mena /I

El sindicalismo mexicano atraviesa por una crisis de representatividad, en la que las grandes centrales corporativas han perdido credibilidad, prestigio, poder y membresía; mientras la mayoría de las organizaciones llamadas independientes están desunidas, aletargadas, y han tenido poca capacidad de respuesta ante las políticas antiobreras aplicadas por los gobiernos recientes. Unas y otras permanecen calladas e inmóviles frente al avasallamiento de los derechos laborales en el país.

Desdibujados y más preocupados por sus constantes relecciones y ampliaciones de mandato, los líderes sindicales –con pocas excepciones– apenas alzan la voz ante la violación sistemática de la Ley Federal del Trabajo; han aceptado el recorte de los contratos colectivos y de los contratos-ley; negociaron las políticas que cercenaron los sistemas de jubilación y dejaron que el ahorro obrero se fuera al sector financiero privado para su libre especulación; además, han permanecido inmóviles frente al desplome del poder adquisitivo de los salarios, señalaron especialistas en temas laborales.

Los expertos agregan que muchas organizaciones corporativas están atrapadas en estructuras ineficientes, corrupción, falta de democracia interna, burocracia y simulación; en los hechos, la mayor parte “ya no representan realmente a los trabajadores”, sino los intereses de sus líderes, “quienes están más pendientes de quedar bien con el patrón y con el gobierno que con sus afiliados”. Si hoy día se hiciera una consulta a la mayoría de los afiliados, votarían por no tener sindicato.

Expertos de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos, académicos y especialistas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y abogados labora- listas expresaron que el sector sindical atraviesa por una crisis, hicieron una crítica a la actual situación de “silencio” y “pasividad” de sus dirigencias y advirtieron que al parecer “están archivadas las convocatorias a marchas, mítines, acciones de presión, toma de dependencias, y quedó deslavado el recurso de los llamados a paros o huelgas nacionales que nunca se concretaban”.

El Congreso del Trabajo, la Confederación de Trabajadores de México, la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos, la Confederación Regional Obrero Mexicana y otras “ya son entelequias, perdieron toda su representación” obrera, política y económica; sólo son usados por el gobierno y están “inmóviles” frente a la embestida contra el sector, afirmaron en entrevistas por separado los abogados laborales Alfonso Bouzas y Arturo Alcalde Justiniani. Este último recordó que estas organizaciones hace unos días firmaron un pacto para mantener empleos a costa de sacrificar condiciones labores.

Bouzas, quien es también catedrático de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, apuntó que los sindicatos llamados independientes se han “contagiado” y caído en la apatía, no dan muestras de una “vida democrática suficiente”.

Ambos expertos advierten que si no se restructura todo el sindicalismo mexicano, si no se hace un análisis interno, una auténtica autocrítica, la patronal y el gobierno irán por todo, acabarán con la Ley Federal del Trabajo, impondrán la reforma laboral a su modo, recrudecerán el castigo a los salarios y, al paso actual, los grandes contratos colectivos serán cosa del pasado, las conquistas de décadas se eliminarán y los contratos-ley quedarán reducidos a su mínima expresión.

Graciela Bensusan, académica de la UAM-Xochimilco, advierte que las organizaciones corporativas “entraron en un proceso de degradación que no ha parado desde los años 80” y se han convertido en estructuras burocráticas que sólo buscan sobrevivir, por lo que no tienen capacidad de levantar la voz; “son comparsas” que permiten la flexibilización laboral mediante la subcontratación, los topes salariales, el incremento anual de uno o dos pesos a los minisalarios, el recorte de contratos, e incluso permiten que medio millón de trabajadores del sector público estén bajo formas de contratación inestables.

Pero hay casos extremos de sindicatos doblegados por los intereses de sus líderes, como el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y el petrolero, donde de plano campean conductas delictivas, fraudes, intereses políticos y partidistas, totalmente alejados de los agremiados.

El abogado laboral Óscar Rubio plantea que entre los sindicatos independientes, por ejemplo los aglutinados en la Unión Nacional de Trabajadores, “cada uno navega en sus aguas y cuida su terruño”; se maneja la unidad de mera retórica, pero en los hechos sólo se movilizan cuando tienen revisiones o conflictos propios y no hay solidaridad con sus pares. Falta coordinación; cuando se unan y empiecen a trabajar “la situación va a cambiar”.

Amenaza “manoseada”

El actual movimiento sindical no ha sabido adaptarse ni ofrecer nuevas propuestas ante los profundos cambios que se han dado en el mundo del trabajo; más bien ha habido un “acomodo, un sobrellevar la rutina de las organizaciones sindicales sin asumir realmente los desafíos y exigencias de plantear alternativas de organización y acción, mediante políticas y estrategias adaptadas a los tiempos que hoy vivimos”, resume la investigación titulada El sindicalismo en México: historia, crisis y perspectivas, que fue coordinada por José Merced González Guerra y Antonio Gutiérrez Castro.

Para Alcalde Justiniani, la parálisis sindical actual incluye “una especie de derrota sicológica” en la que los trabajadores ven que sus instrumentos de lucha no funcionan, más aún cuando se ha “manoseado” la multiconvocada “huelga nacional”. Incluso, al querer hacer un recuento de los llamados al paro nacional en los pasados cinco años, fue imposible contabilizar el número de veces y la cantidad de dirigentes y organizaciones que han amagado con esta acción, que siempre deviene en ceses locales de labores sin mayor repercusión.

viernes, diciembre 05, 2008

LA PRESUNCIÓN

Luis Javier Garrido

La presunción

El gobierno de facto de Felipe Calderón, envalentonado por haber podido permanecer estos dos años, cree que por medio de propaganda puede lograr hacer pagar a los mexicanos el año próximo el costo de la crisis y aceptar una nueva imposición electoral, y está lanzando ya nuevas campañas propagandísticas.

1. La autocampaña propagandística de Felipe Calderón para festejar que ha cumplido dos años durmiendo en Los Pinos, lo mismo en entrevistas a los medios que en múltiples discursos y declaraciones, no ha logrado más que poner otra vez de manifiesto que al grupo gobernante panista no le preocupa el desastre social del país y que su primordial obsesión es seguir en el gobierno, para lo cual le resulta imprescindible imponerse en las elecciones de 2009, lo que no pudo ocultar, como tampoco que están dispuestos a todo con tal de lograrlo.

2. La afirmación que hizo Calderón en El Noticiero de Canal 2 el lunes primero de que su peor momento en el ejercicio ilegítimo del cargo en estos años fue el avionazo de Mouriño, generó gran escándalo en los medios no porque se ignorara que no le importa lo que le pasa al pueblo de México, sino porque la derecha aún se sorprende de su ineptitud, como ha acontecido en todos los lamentos y lloriqueos del último mes.

3. El patrimonialismo del PAN en el ejercicio del gobierno no se distingue del que marcó los últimos años del PRI, salvo en una cuestión: la ideológica. El reclamo panista desde los años de Salinas era que el aparato estatal debería ser compartido entre priístas y panistas, y así desde el año 2000 los panistas y sus aliados han dispuesto de empleos y se han otorgado contratos y concesiones con las mismas prácticas corruptas del pasado, pero también han actuado siguiendo otro patrón de comportamiento: entregar enclaves estratégicos del aparato estatal a cuadros de la derecha surgidos no tan sólo del partido (insuficiente para ello), sino de las agrupaciones de El Yunque, de los grupos empresariales que controlan a Calderón y de las agrupaciones afines al clero católico conservador, y a esos intereses privados les urge que el PAN se imponga en 2009.

4. El nervioso activismo de Calderón en su semana de entrevistas, discursos y declaraciones, no pudo evitar, en consecuencia, que evidenciara su obsesión por las elecciones, y dejara entrever cuál es la estrategia gubernamental para tratar de imponer a Acción Nacional como fuerza mayoritaria en la Cámara de Diputados y lograr espacios significativos en el Distrito Federal a costas del PRD. Calderón no ocultó, si se leen sus múltiples declaraciones entre líneas, que la campaña panista, coordinada por su ex secretario particular César Nava, es para ellos un asunto prioritario de Estado como lo eran antaño las campañas priístas, que él va a meter las manos y que como en 2006 el gobierno va a utilizar los medios masivos de comunicación para ello, a pesar de la reforma electoral de 2007. El problema fundamental lo sigue constituyendo, sin embargo, el PRI, ya que el gobierno calderonista tratará de tener más fuerza que los priístas, pero sin afectar su “alianza estratégica”.

5. Y es ahí donde aparece la obsesión panista que marcará la campaña para hacer ver a los mexicanos, según dijo a López Dóriga el lunes primero, por qué ellos son mejores que los otros. La afirmación que ha venido haciendo de manera reiterada en el sentido de que no permitirá que el narco penetre en la campaña de 2009, cuando éste se halla en todos los ámbitos de su gobierno espurio, hace ver los problemas que va a tener la campaña panista para hacer pasar al PRI como el portador de todos los males.

6. Los gobiernos del PAN a nivel local y federal han estado siempre marcados por insistentes señalamientos en torno a su vinculación con el narcopoder: lo mismo las administraciones estatales, desde las primeras encabezadas por Ernesto Ruffo en Baja California (1989-1995) y Francisco Barrio en Chihuahua (1990-1996) hasta varias de los más recientes, como la de Sergio Estrada Cajigal en Morelos (2000-2006), y a nivel federal la cuestión es mucho más grave. En 2000 y en 2006 se hicieron señalamientos de la muy probable penetración de dinero sucio en las campañas de Fox y de Calderón; Diego Fernández de Cevallos y Fernando Gómez Mont fueron objeto de señalamientos en 1997 por su vinculación con el cártel de Juárez; el secretario de Fox, Emilio Goicoechea, fue fotografiado con prominentes capos en fotos publicadas en 2007 y ahora con la supuesta guerra contra el narco todos los días aparecen señalados en los medios colaboradores allegados a Calderón y en particular Genaro García Luna, titular de la SSP.

7. La extrema derecha mexicana ha dado muestras de una absoluta ineptitud e incompetencia para gobernar en función de los intereses de los mexicanos, pero ha sido muy hábil para irse adueñando de los principales recursos del país en connivencia con las trasnacionales e ir controlando al mismo tiempo el aparato estatal y en particular el aparato electoral, y ése es el riesgo para lo que viene. Con un IFE y un tribunal electoral sometidos al gobierno las elecciones del año próximo corren, por lo mismo, el riesgo de ser un operativo de Estado.

8. La otra propaganda, ya no de corte fascistoide sino abiertamente fascista, que Calderón y sus cómplices están impulsando estos días en los medios sobre “el crimen organizado”, y que va paralela a las acciones de violencia llevadas a cabo por sus fuerzas represivas en el país, anuncia que en 2009 –que para los mexicanos va a ser sobre todo el año del agravamiento de la crisis– el gobierno va a crear un escenario del miedo mucho más extremo a fin de buscar someter al pueblo al proyecto de la ultraderecha, y que PAN y PRI van a entrar en abierta competencia para ello. La iniciativa totalitaria del gobernador priísta coahuilense Humberto Moreira sobre la pena de muerte no es más que un anuncio de lo que puede venir si no se ataja desde ahora a los facinerosos en el poder.

9. La apuesta de Los Pinos para imponerse parece estar sustentada en la constante de que las elecciones legislativas intermedias son de baja participación y la presunción de que por la vía de la propaganda pueden confundir a importantes sectores del electorado, pero se olvida, sin embargo, de un hecho fundamental y es que el escenario electoral tiene una importancia cada vez menor para los mexicanos y que la lucha popular se da también a través de otras formas.

10. El problema fundamental de esta derecha integrista, que trata de gobernar, es que controla cada vez más el aparato estatal, pero cada día está más distante del pueblo mexicano y de sus necesidades y preocupaciones, y por lo mismo no puede prever ni va a entender su respuesta.

martes, diciembre 02, 2008

México. "La pesadilla"

La Jornada

Pedro Miguel
navegaciones@yahoo.com http://navegaciones.blogspot.com

La pesadilla

Despertó con un sobresalto. Se le vinieron encima fragmentos oscuros y sensaciones angustiosas, y no le fue difícil acomodarlos en el guión macabro en que se encontró cuando dormía: había soñado que por fin, después de décadas o vidas de espera, se presentaba la oportunidad para cambiar el país, para limpiar la vida, para meter a los culpables a la cárcel y sacar de ella a los inocentes (¿o no podría llegarse a tanto?), para que en México empezara a sonar lógico que los hambrientos necesitan comida, los desposeídos necesitan casa, los estudiantes necesitan escuelas, los enfermos, hospitales, y el gobierno, sensibilidad. ¿Cuándo se había perdido esa lógica? Quién sabe, pero en algún momento –años atrás, generaciones atrás– se había impuesto el principio de que lo que no genera ganancias inmediatas no sirve. En forma progresiva, el país, con todas sus instancias, se había convertido en un montón de máquinas de hacer dinero rápido y a costa de todo, y aquello produjo un doble resultado: mucho dinero y mucha más pobreza, separados, ambos, por muros construidos con ladrillos de desvergüenza y coronados con cercas electrificadas y cámaras de vigilancia.

Pero había llegado el día en que resultaba posible recuperar el sentido de las cosas, poner al país en el rumbo correcto y limpiar la vida. No había que hacerse demasiadas ilusiones porque los cambios serían arduos e inciertos, pero al menos se podían sentar las bases de una nación funcional, y aquello era posible con el concurso de su voto. Soñó que acudía temprano a la casilla, que alrededor de ella se respiraba un aire de tranquilidad y de optimismo apenas reprimido, y que volvía a casa a esperar un resultado previsible, lógico al cabo de tantos años de degradación, y merecido.

En su sueño, las horas de ese día pasaron muy veloces, y se vio enterándose de un vuelco siniestro: a la vista de todo el mundo, los sufragios cambiaban de sentido en una urna que era una computadora y la autoridad electoral se rehusaba a dar un diagnóstico; en un parpadeo, la modesta potestad de su ciudadanía se vio aplastada por maquinaciones desde el poder, por largas disquisiciones de alquimistas modernos y por ladridos vergonzantes, pero copiosos, emitidos desde aparatos de radio y receptores de televisión. Y en su sueño los meses siguientes transcurrieron aun más rápido, y sin darse cuenta cómo, aquello se volvió una pesadilla sofocante: había tomado posesión el candidato más gris, había empezado a ejercer el poder con gestos de marioneta furiosa y la oportunidad de limpiar la vida se había cerrado.

Transitó por imágenes de un país teñido de sangre y cubierto de cabezas y lenguas amputadas, en el que los trepadores de siempre, los ladrones de siempre, los violadores de siempre, los homicidas de siempre, volvían por sus fueros y festejaban la renovación de sus alianzas con el poder; las máquinas de hacer dinero eran lanzadas a todo rendimiento, el territorio nacional se convertía en un gran mecanismo de rentabilidad y se le aceleraba tanto que amenazaba con descarrilarse, mientras la población huía despavorida en todas direcciones para evitar que la maquinaria monstruosa le pasara por encima; era difícil escapar, porque el timón estaba suelto y cambiaba de dirección en función de vientos que eran encuestas de popularidad. Y en el sueño los meses empezaron a pasar más rápido, y llegó diciembre de 2008, y el hombrecito gris por quien unos meses antes nadie daba un centavo se había engallado y no lograba darse cuenta de la fragilidad del aparato. Sus compañeros de a bordo, mientras tanto, estaban ocupados perdonándose unos a otros raterías, atropellos, pederastias, contratos sucios, devociones corruptas, excesos y desvaríos, y no percibían la destrucción que causaban. Para evitar que aquella escena se despedazara por efecto de sus propias fuerzas centrífugas no iba quedando más que el accionar de los hombres armados, conforme la máscara de la decencia se caía a pedazos del rostro de las instituciones.

Despertó con un sobresalto, juntó las imágenes de la pesadilla y por unos momentos sintió una desolación abrumadora. Pero se tranquilizó cuando recordó en qué fecha estaba: era la mañana del domingo 2 de julio de 2006 y debía darse prisa; ese día se presentaba la oportunidad de participar en una corrección indispensable en el rumbo del gobierno, que llevaba tantos años extraviado, y saldría temprano de su casa, iría a la casilla y depositaría en la urna su voto a favor de López Obrador. No era perredista y ni siquiera de izquierda, y nadie había dicho que lo que estaba por venir fuera fácil, ni terso, ni perfecto, pero al menos no habría de ser una pesadilla.