sábado, marzo 03, 2012

México. TLCAN. Tratado de ladrones y canallas. TLCAN

La Jornada




México SA

TLCAN: 18 años, y nada

¿Dónde está el paraíso?

Del atraso al progreso

Carlos Fernández-Vega



Prometido a los mexicanos como el mágico boleto de acceso al primer mundo, el tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN) cumple 18 años de vigencia, y el paraíso brilla por su ausencia. De intercambios de oro por espejitos están colmadas las tres décadas de historia neoliberal, y ésta es una de ellas, en la que resulta evidente quién ha resultado perdedor.

En este sentido, el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM adelantó a México SA su más reciente investigación (Resultados de 18 años del TLCAN y 20 años de las modificaciones al artículo 27 constitucional), en la que subraya que uno de los sectores más afectados es el agrícola: el 72 por ciento del campo mexicano está en quiebra, y desmembradas las comunidades. El número de agricultores que trabajando arduamente en el campo no pueden comprar la canasta básica llega a 29 millones 280 mil 765 personas, y quienes medianamente pueden consumir una canasta con los ingresos actuales llegan a ser muy pocos, casi 3 millones 954 mil 235 personas.

Con el TLCAN, la pérdida para los mexicanos ha sido constante. Por ejemplo, y para no ir más lejos, cita el CAM, “la pérdida acumulada del poder adquisitivo durante los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón –diciembre de 2000 al primero de octubre de 2011– ha sido de 42.02 por ciento. El número de familias en el campo que no pueden acceder a una canasta básica aumentó 8 por ciento, y con el incremento de los productos de la canasta básica durante los cinco años de Felipe Calderón, las familias que viven el campo tienen una pérdida (primero de diciembre de 2006 al primero de diciembre de 2011) de 44 por ciento en su ya deteriorado nivel de vida. Lo anterior no solamente significa el centro de la relación capitalista del despojo, ahora ya no sólo se le quita a los sujetos su espacio de relación social que es el territorio, también se le empieza a despojar del fruto mismo del proceso social de los vínculos y desarrollo de una comunidad o sociedad que es el trabajo mismo.

Cuando se compara el ingreso en su relación con la canasta básica (suponiendo que el salario debe satisfacer las necesidades mínimas para adquirir el total de bienes y servicios que la integran), se observa una clara pérdida de poder adquisitivo por parte de las familias trabajadoras. Este factor se acentúa en la generalidad de las familias campesinas. El número de agricultores que trabajando arduamente en el campo no pueden comprar la canasta básica se aproxima a 30 millones de personas; millones de mexicanos se han visto en la necesidad de dejar sus tierras y familias para intentar cruzar la frontera norte del país en busca de mejores ingresos. En los hechos, se expulsa del campo a miles de productores agrícolas para incorporarlos al empleo informal, al trabajo industrial o a las maquiladoras, esto es un claro ejemplo de la lógica de la dominación que introducen los tratados de libre comercio; el progreso en este sentido tiene un significado para los que lo padecen y otro para los que lo disfrutan.

Sólo como ejemplo, apunta el CAM, la región del Pacífico Sur y la Península de Yucatán, caracterizados por el predominio de actividades agrícolas, presentan los indicadores de bienestar más bajos del país, y cuentan con numerosos núcleos de población indígena: 56.2 por ciento del total nacional. El 70 por ciento de su población es urbana; sin embargo, concentran el mayor porcentaje de población analfabeta del país y el menor porcentaje de escuelas. Lo anterior da cuenta de cómo los espacios sociales son pulverizados. Para la nueva lógica de conquista del TLCAN el enemigo a vencer son los grupos sociales que pueden mantener o conservan procesos colectivos entre los sujetos y las comunidades, precisamente porque atentan contra esta nueva lógica, y una manera de contenerlos es mantenerlos con bajo nivel educativo, con bajo nivel de ingreso y con un alto porcentaje de migración, además de políticas de discriminación y de olvido.

Otra forma de ilustrar la situación es que para febrero de 2010, de los 32.185 millones de personas que se encontraban en el medio rural, solamente 8.5 millones estaban ocupadas en las actividades agrícolas y ganaderas. Del total de la población rural, 34 por ciento no recibe ingreso (10 millones 262 mil 900 personas), 25 por ciento obtiene hasta un salario mínimo (8 millones 796 mil 250 personas), 27.9 por ciento de uno hasta dos salarios mínimos (8 millones 421 mil 615 personas), 7 por ciento de tres hasta cinco salarios mínimos (2 millones 112 mil 950 personas), y sólo 6.1 por ciento de los trabajadores agrícolas alcanzan un ingreso superior a cinco salarios mínimos (un millón 841 mil 285 personas). “Lo cierto es que para esta idea de modernidad es imprescindible no hacer viable vivir, producir o trabajar en las formas sociales comunitarias o solidarias, donde el supuesto eslogan del TLCAN, que era ‘salir del atraso para incorporarse al progreso’, tiene sentido en la lógica del intercambio de espejos, que decían hacer los españoles durante la conquista. Lo anterior ha dado como resultado que el 72 por ciento de los productores del campo se encuentren en quiebra y ante los cambios provocados por la deforestación, el mal manejo de recursos para el campo, así como el saqueo de recursos se agudice la situación de las familias campesinas dejando el escenario para la incorporación a la pobreza a 5 millones de mexicanos este año de no cambiar la situación”.

Al incrementarse el empobrecimiento de las familias en el campo también aumentó significativamente el número de tierras ejidales y comunales que han entrado en secesión de derechos para su renta o bien como incorporación al cambio de dominio, y quienes más han aprovechado el cambio de dominio, o bien, lo han usado para explotar los recursos, son las cadenas hoteleras. Entre 1994 y el primer trimestre de 2011, el 28 por ciento de los conflictos agrarios del país se enfrentaron en contra de las siguientes figuras: inmobiliarias, hoteles (gran turismo), centros recreativos y turísticos, desarrollos gubernamentales (expropiaciones) y privados, industrias, explotación de recursos naturales, centros comerciales y políticos, puntualiza el CAM.

He allí parte del paraíso prometido por el TLCAN (salir del atraso para incorporarse al progreso), sin olvidar la creciente importación de alimentos y tantas otras bellezas.

Las rebanadas del pastel

Pero no hay de qué preocuparse, pues, con 14 mil millones de dólares en reservas internacionales, el gobierno mexicano salvará a Europa y se empoderará en el Fondo Monetario Internacional.

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¿Donde estàn los campesinos?

viernes, marzo 02, 2012

México. Sus enemigos con nombre y apellido.

La Jornada


México SA

México picó el anzuelo

Más oro por espejitos

FMI y poder de voto

Carlos Fernández-Vega


Una y otra vez el gobierno mexicano se ha negado, rotundamente, a utilizar parte de las sacrosantas reservas internacionales del país para reactivar la economía, atemperar la pobreza y/o atender la devastación producto de huracanes o inundaciones (recuérdese Wilma que arrasó Cancún, o las brutales inundaciones de Tabasco y Tapachula, para no ir más lejos). No y mil veces no: el guardadito es intocable, repiten como pericos los genios tecnocráticos. Para nada de eso sirven, pero, ¡oh, sorpresa!, sí son utilizables, y a la de ya, para ayudar a rescatar… la economía europea y aumentar el empoderamiento de México (palabra predilecta de Martita Sahagún, ahora incorporada al vocabulario de la senadora priísta Rosario Green, ex secretaria de Relaciones Exteriores) en el Fondo Monetario Internacional.

Por decisión del Senado de la República y a propuesta del inquilino de Los Pinos, alrededor de 10 por ciento de las reservas internacionales del país –tan preciadas, tan cuidadas, tan inútiles para reactivar la economía mexicana, generar empleo, impulsar el desarrollo nacional– servirán como una suerte de subsidio (los pobres financiando a los ricos) para evitar un posible colapso europeo, como adelantó dos semanas atrás el operador y cabildero de esta brillante idea, Agustín Carstens quien, muy preocupado, detalló que el Fondo Monetario Internacional no ajusta con los recursos que tiene para que en determinado momento enfrente una quiebra o un colapso financiero europeo.

Más de 14 mil millones de dólares de las reservas internacionales tendrán el fin referido líneas arriba. México se puede ir a la mierda, qué más da, pero su decisión de salvar a Europa es indoblegable, y si además se empodera (Rosario Green dixit) en el FMI, pues qué mejor. Así, con la multimillonaria aportación la capacidad mexicana de voto se elevará, por decirlo de alguna manera, de 1.47 a 1.8 por ciento del total, es decir, un aumento de… ¡¡¡0.33 décimas de punto!!!, a cambio de una carretonada de billetes. De ese tamaño es el empoderamiento logrado. Aunque falta que la Cámara de Diputados ratifique la decisión, la mayoría en el Senado de la República refrendó la extrema facilidad con la que a este país y a sus representantes populares (así les llaman) les cambian oro por espejitos. La brillante iniciativa fue de Felipe Calderón, el cabildeo correspondió al doctor Carstens, y a quienes se sientan en los escaños la confirmación de tan histórico intercambio de uno por otros.

Esta es la tercera ocasión en casi seis años en la que los genios gubernamentales y sus adláteres en el Legislativo caen en el juego. Ya a México el numerito le había costado alrededor de mil 600 millones de dólares (en 2006 con Fox y en 2008 con Calderón, siempre con la idea de empoderarse más), pero ahora se fueron a lo grande: más de 14 mil millones de billetes verdes para rescatar al viejo continente, y aquí adentro no pueden terminar de construir, por falta de presupuesto, una pinchurrienta barda perimetral en donde, algún día, se construiría una refinería anunciada desde marzo de 2008. Con gobiernos y legisladores así de solidarios, para que necesita México de enemigos.

Como se ha comentado en este espacio, allá por septiembre de 2006 el Fondo Monetario Internacional consideró que ese organismo financiero reportaba un déficit de democracia en la estructura de votación, por lo cual propuso un cambio profundo para que distintas naciones obtuvieran mayor poder en la toma de decisiones. La junta de gobernadores del FMI (integrada por los ministros de finanzas de los países miembros de la institución) avaló la modificación y, de un plumazo, fue solucionado el déficit de democracia. Para demostrar que iba en serio, México –junto con China, Turquía y Corea del Sur– fue seleccionado como uno de los países que obtendría mayor poder de voto, aunque para ello antes debió desembolsar alrededor de 800 millones de dólares para gozar de tal privilegio. En aquella ocasión, ¿qué logró a cambio el gobierno mexicano, con Fox en Los Pinos? Un sustancial aumento de 0.23 puntos porcentuales en el poder de voto (de 1.2 a 1.43 por ciento del total). Dos años después, Felipe Calderón repitió el numerito. En noviembre de 2008 anunció que habría más democracia fondomonetarista para México, para lo cual se desembolsaron otros 800 millones de dólares. El poder de voto de nuestro país creció 0.04 puntos porcentuales (de 1.43 a 1.47 por ciento del total).

Se suponía que dos intercambios de oro por espejitos eran más que suficientes, pero no: llegó la tercera, y el 14 de diciembre de 2011 el actual inquilino de Los Pinos presentó una iniciativa al Senado de la República para que éste le autorice incrementar en 146 por ciento, en números cerrados, la cuota de México en el Fondo Monetario Internacional y, por ende, su poder de voto en el organismo: más de 14 mil millones de dólares para incrementar el susodicho poder de 1.47 a 1.8 por ciento del total. ¿Qué hará México con su 1.8 por ciento del voto total (en caso de que la Cámara de Diputados ratifique la decisión del Senado) frente a, por ejemplo, el 16.76 por ciento de Estados Unidos? ¿Qué, frente al casi 45 por ciento del voto total del G-7, o el 26.1 por ciento de la Unión Europea? Con respecto a México, China tiene más del doble de poder de voto (3.82 por ciento del total), Rusia está por arriba (2.4 por ciento) al igual que India (2.34). Pero les fascinan los espejitos.

Las rebanadas del pastel

De la lectoría, sobre premios, premiados y aberraciones: hace tiempo consideré que nuestro país era una nación kafkiana. Ahora confirmo que no solamente es kafkiana, también es surrealista. ¿Por qué menciono esto? Ayer me encontré con una nota en la que señala que la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) le otorgó el Premio ética y valores en la industria a Minera México (de Germán Larrea, el de Pasta de Conchos y sus 65 mineros muertos). Le confirieron este premio por su ¡¡¡responsabilidad social y la administración basada en valores, normatividad y mejora continua!!! Y me pregunté: ¿la Concamin consideró todos los muertos y lesionados que este grupo lleva contabilizados tan sólo en los últimos 10 años? ¿La Concamin estará al tanto de que este grupo industrial se caracteriza por no aplicar la mínima normatividad en seguridad e higiene industrial? ¿La Concamin sabrá que este grupo industrial se caracteriza por la contratación de personal a través de terceros para evadir pagos al IMSS y no generar ningún tipo de derechos? Y, sí, concluí que vivimos en un país surrealista (Sergio Lara Pérez, serchlara@yahoo.com.mx).