Ojarasca 116 diciembre 2006
Autorretrato oaxaqueño
"Lo que el pueblo decida"
Presentamos esta reflexión colectiva de las autoridades municipales y comunales, organizaciones comunitarias
y regionales, ciudadanas y ciudadanos procedentes de los pueblos zapoteco, mixteco, chinanteco, chatino, mazateco, mixe, huave, cuicateco, chontal, zoque, triqui, amuzgo, chocholteco y tacuate, así como las organizaciones
de la sociedad civil, reunidos en la ciudad de Oaxaca, el 28 y 29 de noviembre de 2006.
Aquí se resumen las demandas y aspiraciones de vida de los pueblos, y la delicada situación de agresión y represión que vive la entidad.
Diagnósticos y propuestas Oaxaca es una sociedad profundamente multiétnica y multicultural. Este hecho está sustentado en la presencia viva y activa de nuestros 16 pueblos indígenas. Como pueblos, somos portadores de una gran riqueza humana, natural y cultural. Paradójicamente, nuestros pueblos viven en un contexto de permanente agresión a nuestros procesos de autonomía y autogobierno; a nuestras tierras, territorios y recursos naturales; a nuestras identidades y culturas diversas; a nuestros derechos individuales y colectivos más básicos y fundamentales.
Libre determinación y autonomía La autonomía traducida en nuestras lenguas como "lo que el pueblo decida", es una condición imprescindible para el verdadero desarrollo de nuestras comunidades. El derecho de nuestros pueblos indígenas a la autonomía, en la práctica, se concreta en el derecho a ser como queremos ser y libremente decidir nuestro futuro. Se trata de un derecho que en los municipios y agencias municipales se ejerce, pero de manera limitada, enfrentando las políticas gubernamentales, los cacicazgos regionales, las delegaciones de gobierno y el control de los recursos para el desarrollo, situaciones que se deben trascender para que sea posible el ejercicio pleno de la autonomía. Las normas comunitarias han sido violadas sistemáticamente por el Partido Revolucionario Institucional a favor del régimen estatal y se manipulan los recursos y los mecanismos de representación, dividiendo a los municipios y comunidades, debilitando las costumbres comunitarias con el individualismo. También la violencia hacia las mujeres y su marginación es una expresión de inequidad dentro de nuestras mismas comunidades, y es necesario erradicarla. Estamos conscientes de que llegaremos a trascender la actual situación para construir un nuevo gobierno desde la raíz indígena, con una agenda que retome la educación, la lengua y la medicina tradicional, con nuevas formas de organización, fortaleciendo las asambleas, y con reformas profundas a las estructuras jurídicas e institucionales del Estado.
Tierras, territorios y recursos Las tierras, los territorios y sus recursos son el espacio donde viven, se asientan y se sustentan nuestros pueblos; comprende, desde el punto de vista físico, los suelos, bosques, costas, aguas, y todos los recursos naturales que son aprovechados, conservados, defendidos y desarrollados en forma comunal, así como las construcciones, las zonas arqueológicas y los sitios ceremoniales y sagrados. La principal amenaza para nuestras tierras, territorios y recursos es el amplio proceso de privatización que se impulsa a través de las leyes actuales y las políticas públicas para volverlos mercancía. El principal interés del Estado y las grandes empresas privadas está en la biodiversidad, los minerales y toda la riqueza natural de nuestro territorio en especial el Istmo oaxaqueño. Las políticas de gobierno han generado el abandono de la producción del maíz, sustento de la vida de nuestros pueblos. Se atenta contra nuestra vida comunitaria y el tejido social, se expulsa cada día a un mayor número de hermanos y hermanas hacia las ciudades y el extranjero. Es en pocas palabras una guerra contra nuestras formas de vida que debemos aprender a resistir y vencer desde una perspectiva de largo plazo.
Es necesario avanzar hacia la recuperación de nuestras formas de organización mediante la asamblea, el tequio, el servicio y los cargos comunitarios. Debemos fortalecer la autonomía productiva desde una perspectiva de sustentabilidad y respeto a la madre tierra. También debemos avanzar en los procesos de intercambio de experiencias y destrezas, apoyo mutuo y acción conjunta a nivel regional, ya que es una necesidad para la defensa de nuestras tierras, territorios y recursos.
Educación y comunicación intercultural La educación ha sido una nueva forma de colonización y la escuela y los maestros han estado alejados muchas veces de las propias comunidades donde laboran. La lengua indígena aún no tiene la importancia que merece como vehículo de identidad y de reproducción de nuestras culturas y la educación indígena e intercultural es todavía una realidad incipiente y distorsionada.
No hay un proyecto de educación indígena que responda a las necesidades de las comunidades y se exprese en una política pública de Estado que fortalezca la identidad de nuestras culturas. Es de vital importancia un proyecto de educación indígena intercultural que fortalezca las autonomías de las comunidades. Es también necesario que la educación indígena intercultural sea una realidad de todo el sistema educativo fundamentalmente para las escuelas ubicadas en el ámbito urbano.
Los medios de comunicación comunitarios han sido parte importante para compartir nuestra palabra, conocernos y unirnos en nuestras realidades, problemas y necesidades. No podría entenderse este movimiento sin el papel que han cumplido las radios comunitarias en la ciudad y en las regiones, y por lo mismo necesitamos exigir estos espacios comunicación como un derecho básico y que sean respetados plenamente.
Violación a derechos humanos En Oaxaca la violación de los derechos humanos se ha agudizado en la última década. Los pueblos indígenas hemos sufrido la violación sistemática de nuestros derechos individuales y colectivos.
Los gobiernos estatal y federal, lejos de responder a las necesidades que aquejan a nuestros pueblos indígenas, responden a un sistema neoliberal, con miras a privatizar nuestras tierras y recursos naturales, ignorando nuestros derechos indígenas, reprimiéndonos, encarcelándonos, incomunicándonos, torturándonos e incluso matándonos; maltratando y violando nuestras mujeres.
En los últimos meses los derechos a la libre expresión, de petición, de asociación, a la libertad y a la vida, han sido flagrantemente violados, y más cuando los pueblos nos defendemos y luchamos con la razón, la palabra y la movilización pacífica para que se nos respete íntegramente.
Ante esto, nosotros proponemos la difusión, respeto y práctica de los derechos indígenas, establecidos en el Convenio 169 de la OIT, los Acuerdos de San Andrés y demás leyes. Para esto es necesaria una Reforma Constitucional que reconozca de manera integra y plena los derechos indígenas consagrados en los Acuerdos de San Andrés y la propuesta de la Cocopa y que se revoquen urgentemente las leyes y normas creadas últimamente que atentan contra las comunidades indígenas, como la supuesta reforma indígena del año 2001 y la ley Televisa, ya que impiden el ejercicio del derecho a la libre determinación y autonomía de los pueblos.
Pronunciamiento Reafirmamos nuestra convicción de que no habrá gobernabilidad, democracia, justicia y paz en Oaxaca mientras permanezca en su cargo el señor Ulises Ruiz Ortiz. Por esta razón instamos al Senado de la República y a las instituciones federales competentes, para que por las vías políticas y legales que correspondan, procedan a su destitución inmediata. Oaxaca no puede esperar más.
Expresamos nuestro repudio total a todos los actos de agresión y represión por parte de los cuerpos militares y policiacos federales, estatales, municipales y civiles armados que han desatado en contra de la sociedad una persecución judicial y política, criminalizando la protesta social y agravando la violación de los derechos humanos en nuestra entidad.
Exigimos la presentación con vida de los desaparecidos, la liberación inmediata de todos los presos y la cancelación de todas las órdenes de aprehensión en contra de todos los que han participado en el movimiento popular oaxaqueño y de la población en general. A la par, exigimos la cancelación de las emisiones ilegales de la pro-gubernametal "radio ciudadana" por su incitación al odio y la violencia hacia los ciudadanos y pueblos de Oaxaca.
La presencia de las fuerzas federales en Oaxaca, particularmente la Policía Federal Preventiva, no han garantizado ni la seguridad, ni la paz en nuestro estado. Por el contrario, sólo han venido a agravar del conflicto que estamos viviendo. Por ello demandamos la salida inmediata de dichas fuerzas federales y el alto inmediato de las acciones ilegitimas e ilegales de la policía estatal, municipal y de civiles armados.
Pedimos el respeto a los medios de comunicación indígenas, en especial a las radios comunitarias que actualmente existen en los diversos pueblos indígenas de Oaxaca. Instamos al mismo tiempo a todos los pueblos indígenas de Oaxaca para que establezcan medios de comunicación propios y pueda difundirse a través de ellos nuestros problemas, exigencias y aspiraciones de vida.
Ratificamos nuestro espíritu irrenunciable a favor de las vías pacíficas de solución al conflicto y condenamos la violencia como método para resolver la crisis política y social del estado. Reiteramos que nuestra lucha es por la transformación profunda, democrática y verdadera de Oaxaca para el bien común. Por ello debemos generar los nuevos marcos políticos y jurídicos del nuevo modelo social y económico, de modo que Oaxaca se convierta en un testimonio iluminador de los cambios que también requiere nuestro país.
Llamamos a fortalecer el proceso de unidad basado en la diversidad de identidades y agendas, propiciando acercamientos orgánicos, programáticos y de acción conjunta entre todos los pueblos, sectores y movimientos.
Afirmamos que debemos impulsar una actitud y capacidad propositiva basada en la riqueza, la experiencia y la sabiduría de nuestros pueblos indígenas, dado que nuestras culturas, procesos de autonomía y organización, el trabajo colectivo, entre otros elementos comunitarios, constituyen las claves de construcción de cualquier alternativa social y política.
Instamos a la sociedad para construir nuevas iniciativas y propuestas sobre la base de vincular la movilización, la organización y el diálogo, en todos los distintos campos de la vida, del trabajo y de la lucha de nuestros pueblos.
Convocamos a fortalecer el proceso organizativo y de acción conjunta de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, APPO, sobre todo dinamizando en la base de todos los movimientos y organizaciones esta nueva actitud: apostar a todo lo que articule, todo lo que a partir de lo nuestro transforme, todo lo que construya desde abajo.
A nuestros hermanos que caminan con nosotros desde el Consejo Popular de la APPO les decimos que hoy más que nunca debemos reafirmar nuestra convicción y nuestro compromiso en la construcción de un movimiento pacífico que atienda las causas profundas del conflicto que estamos viviendo y construya las bases para un nuevo pacto social y un nuevo orden jurídico que nos dé justicia, paz y democracia a todos.
Llamamos a la sociedad oaxaqueña, a todas sus organizaciones, sectores y familias, a participar en este gran esfuerzo de cambio, que mediante el diálogo, todos estamos obligados a construir.
Llamamos también al gobierno federal y a los partidos políticos a que respeten y respalden este proceso oaxaqueño, que será nuevo y luminoso con base en valores, derechos y propuestas, no por el uso de la fuerza. Llamamos, en suma, a convertir este conflicto en nuestra gran oportunidad para la transformación que Oaxaca y México necesitan.
Este profundo y complejo conflicto, doloroso como un parto, ha permitido la expresión plena y auténtica de los pueblos de Oaxaca. Ha dejado ver que en Oaxaca ya no se corresponden las exigencias y aspiraciones de la sociedad con las actuales leyes, instituciones y prácticas autoritarias del régimen político. En este sentido Oaxaca ya cambió. No puede volver a la situación anterior. También los pueblos indígenas de Oaxaca lo debemos entender así: este movimiento nos ha cambiado y no podemos volver a nuestra situación anterior. De ahí para atrás, lo que ya no queremos. De ahí para adelante, con base en lo nuestro, construir el Oaxaca que queremos.
Nos pronunciamos abiertamente por la no violencia. Estamos convencidos que es el mejor medio para conseguir fines políticos. Como decía Gandhi, es la virtud de los fuertes. Sólo los débiles tienen que recurrir a la fuerza. Porque somos los fuertes, la mayoría, nos comprometemos sin reservas con la no violencia.
No caeremos en la polarización que provocan los gobiernos estatal y federal. No hay diferencia que no podamos procesar con el diálogo democrático.
Los pueblos indios queremos hacer saber a la sociedad y al gobierno de Oaxaca, de México y del mundo que el enorme abuso de la fuerza pública practicado en estos días no nos intimida ni nos paraliza como lo hemos demostrado con la realización de este Foro.
Nos preocupa que lo poco que había quedado del estado de derecho, violado continuamente por Ulises Ruiz, fue ahora destruido por el gobierno federal. Estamos bajo un estado de excepción no declarado y por tanto ilegal. El hecho nos preocupa y nos lleva actuar con extremo cuidado. Pero no nos detiene. Nuestro camino está trazado y vamos a seguir caminando por él, a nuestra manera, en nuestros tiempos y ritmos. Este camino incluye la transformación de todas las normas e instituciones que actualmente rigen nuestra convivencia. No lo vamos a hacer solos. Pero nunca más seremos excluidos de la concepción y operación de esas normas e instituciones.
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