miércoles, mayo 21, 2008

EL PRECIO POR DEFENDER LAS CONVICCIONES LEGÍTIMAS

Tengo sentimientos encontrados, por una parte fui muy feliz, pero por otra muy desgraciada al comprobar con quien cuento en realidad.

Sobre todo, porque creí que esas personas me conocían lo suficiente como para no hacer olas de algo, que para mí, fue a título personal, además a mi sí no se me olvida, quien ha sido el causante de nuestras desgracias pasadas y probablemente futuras.

A qué viene todo esto, ayer fuimos la representación de la ASSA de México , junto con un nutrido grupo de sobrecargos de las cuatro empresas, a un desayuno en los Pinos, con motivo del 48 aniversario de nuestro sindicato, pues resulta que al terminar el desayuno, el espurio bajo del estrado a saludar a la gente que ahí se encontraba reunida, al encaminarse a donde yo me encontraba, se detuvo a saludar y al llegar mi turno, le tendí la mano y le dije “Es un honor estar con Obrador” y “La patria no se vende, la patria se defiende”.

Por supuesto, por respuesta a mi atrevimiento, recibí por parte de mis compañeros, un profundo desprecio hacia mi persona, comentarios como “Gracias por avergonzarnos”, hasta un “Tú le dices a Calderón que estas con Obrador, yo llevo a Bejarano, qué le digo”. Además de tratarme peor que a un leproso.

Jamás me verán arrodillarme ante nada ni nadie, mis convicciones son sumamente firmes y así lo hice con el ahora ex-director de Mexicana Emilio Romano, a quien le traté de regalar mis pantalones rotos al tiempo que le mostraba mi cheque de 167 pesos en aquel febrero de 2007, esta por demás sorprenderse de mi actitud.

Me pregunto, hasta donde una representación sindical puede frenar mi derecho constitucional a expresarme?, repito, a título personal, acaso no recuerdan que hemos pasado las de Caín ante un gobierno al cual no le importamos?, ya se olvidaron del laudo?.

Todo esto me lleva a la conclusión de que si quieren pedir mi cabeza, que lo hagan, estoy cansada de luchar, no por mí, si por los demás, yo me he jugado el trabajo ( habrá que recordar el incidente con Romano, la manta de la discordia, decirle a Crespo que los uniformes son una mierda, literalmente, mis enfrentamientos verbales con Grayeb y demás integrantes del departamento de relaciones laborales, por poner algunos ejemplos), mi integridad física, al no dejar ni a sol ni a sombra a Romano, al Secretario del Trabajo y se me olvidaba a Villarreal, mi querido y muy vendido ex secretario general.

Siempre lo he dicho y nuevamente lo repito, nadie por encima de mi contrato, respeto a mis derechos laborales y respeto al 123 constitucional, la defensa que hago, no sólo dentro del sindicato, si no también afuera, a donde he llevado a gente de la sociedad civil, la problemática por la que pasan los sobrecargos.

Siempre pensando en sumar fuerzas a nuestra causa, buscando al final del día el beneficio común, además varios compañeros así lo pueden constatar, que en la época en la que se aplico el laudo a los sobrecargos de Mexicana, fui la única que le solicitó al comité ejecutivo el que nos bajaran los emolumentos, acorde a los recortes que les habían efectuado por dicha imposición.

Pensando siempre en buscar la igualdad de condiciones, tanto para los sobrecargos como para los representantes.

Pero repito, si lo que buscan es cortarme la cabeza por pensar y manifestar lo que pienso, háganlo, yo no tengo temor alguno, a mí sí me gusta mi trabajo, y seguiré defendiendo mi postura desde cualquier trinchera.

Para mí los beneficios deben ser para todos y no sólo para unos cuantos.

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