sábado, diciembre 28, 2013

Los caminos del viento

Los caminos del viento Silvia Ribeiro* Ojalá podamos ser capaces de seguir caminando los caminos del viento, a pesar de las caídas y las traiciones y las derrotas, porque la historia continúa, más allá de nosotros, y cuando ella dice adiós, está diciendo: hasta luego. Eduardo Galeano Apenas consumado el asalto legal más tremendo de la historia reciente de México, la privatización del petróleo, cuando van las trasnacionales por otro de sus tesoros: el maíz. El 19 de diciembre, Agrobio (asociación "civil" de las trasnacionales Monsanto, Syngenta, Pioneer, Dow y Bayer) emitió un boletín celebrando que el juzgado que en septiembre ordenó la suspensión de la liberación de maíz transgénico en tanto dirimía las demandas de una acción civil colectiva, ahora había rechazado la demanda en su totalidad y por tanto ya se podía autorizar la siembra transgénica. Les duró poco el festejo, porque el Tribunal Unitario aceptó la apelación de los demandantes y se reafirmó la suspensión en la misma semana. (Angélica Enciso, La Jornada, 24/12/13). El saqueo de los recursos de México ha sido brutal en las últimas décadas: los sistemas hídricos han sido privatizados, directa o indirectamente, por contaminación, represas y concesiones absurdamente beneficiosas para grandes empresas, al igual que en minería, donde las concesiones ocupan más de la cuarta parte del territorio nacional, con un saldo de enorme devastación ambiental y saqueo impune por las mineras trasnacionales. Todo acompañado de un proceso de urbanización salvaje, nuevamente a favor del lucro empresarial, que contamina y roba territorios campesinos e indígenas dejando en su lugar casuchas que parecen celdas, grandes basureros, autopistas para acelerar la devastación. Y mucho más, como lo ha documentado la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales. En muchas iniciativas cunde la ilegalidad (pese a decisiones contrarias de tribunales, se procede con obras de alto impacto), pero la mayoría son supuestamente legales, aprobadas por gobiernos y aparatos legislativos, en los que al igual que en petróleo, maíz, minería y agua, así como en la contrarreforma indígena de 2001, contaron con la participación de todos los partidos políticos. A contrapelo, la resistencia de comunidades y organizaciones de base, rurales y urbanas, sindicatos democráticos, está presente en todos los casos, pese a la represión que no cesa y al cerco mediático mayoritario que oscila entre el silencio y la calumnia. Ante esta devastación, silenciamiento y farsa legal y de representación, se comenzó a tejer desde abajo una acusación internacional ante el Tribunal Permanente de los Pueblos, por desvío de poder: el uso del aparato del Estado y los diversos recursos públicos para favorecer a una minoría empresarial contra los intereses de la mayoría de la población. En sus primeras sentencias temáticas en noviembre 2013, este Tribunal Iinternacional dictaminó, entre otros puntos, que los delitos presentados (más de 300 casos en tres audiencias) son "encuadrables en la categoría de crímenes de lesa humanidad, como están definidos en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, en tanto se verifican en el marco de un ataque generalizado y sistemático en contra de la población civil mexicana" (afectadosambientales.org). El Tribunal señaló la responsabilidad de la degradación y represión progresiva de los sucesivos gobiernos de México desde el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz en la década de 1960, así como su agravamiento a partir de la firma del TLCAN. Por todo ello, es aún más notable y digno de reconocimiento que se cumplan 20 años del levantamiento zapatista y muchos más de la organización desde abajo y en las comunidades de este territorio chiapaneco donde "el pueblo manda y el gobierno obedece". Tal como declaraban en 1994, son "producto de más de 500 años de luchas" y también por ello, sus tiempos y formas son muy diferentes y van más allá de "caídas, traiciones y derrotas", aunque las conocen y reconocen. Hace 20 años, el levantamiento zapatista cambió el escenario político de México y de muchas partes del mundo, inspirando a millones de jóvenes y organizaciones de base con un discurso y una forma diferente, comunitaria y autogestionaria de organizarse, una huella viva que sigue marcando. En estas décadas, mientras el país ha sido asolado por la privatización, con el consiguiente aumento de la pobreza y la devastación económica, social y ambiental, las comunidades zapatistas han construido sus propios sistemas de educación, de salud, de autogobierno. La "trampa" de las comunidades zapatistas que no entienden los de arriba, es que cada paso, cada día, cada construcción de autogestión y resistencia, tiene sentido en sí misma. No pide la aprobación o migajas de los que se arrogan el poder, no espera ni se desespera, sigue caminando. Muchos mensajes nos han legado los zapatistas pero quizá este es el más importante. Un mensaje que también nos llega de las muchas luchas permanentes de pueblos, campesinos, comunidades urbanas, en la defensa del maíz, de los territorios, del agua, del derecho a decidir sobre sus vidas, de la dignidad. Por eso, antes tantas traiciones y saqueos, es bueno recordar que muchas veces las urbes impiden ver el horizonte y tampoco nos dejan ver lo que crece desde abajo, tenaz como flor que rompe el asfalto y ofrece su polen al viento. La historia que se construye así, como nos recuerda Galeano, sólo dice hasta luego. *Grupo ETC

martes, diciembre 10, 2013

REFORMA O DEFORMA ENERGETICA?


Sesión en el Congreso, donde la mayoría de Senadores de los partidos PRI Y PAN se exhiben como entes antidemocráticos al no utilizar el escenario parlamentario para responder ante la nación los cuestionamientos claros y objetivos de Senadores de izquierda a las modificaciones de los articulos 25,27 y 28 Constitucionales.

sábado, diciembre 07, 2013

Carta abierta al presidente Enrique Peña Nieto

Carta abierta al presidente Enrique Peña Nieto Enrique Calderón Alzati Distinguido señor Presidente: Por medio de esta carta me permito hacer de su conocimiento el grave peligro que se cierne hoy sobre el país que preside, que es también el nuestro, considerando que usted no cuenta con la información que doy a continuación. Resulta que siendo Estados Unidos una nación cuidadosa en extremo en el cumplimiento de sus leyes, hace poco tiempo que los archivos de la CIA dirigida por Allen Dulles, siendo John Foster Dulles secretario de Estado (1952-1960), una vez concluido el periodo de 50 años en que deben permanecer clasificados, han quedado abiertos al público, en la Biblioteca Nacional del Congreso (estadunidense), para ser consultados por periodistas e investigadores sociales y políticos, así como para cualquier persona interesada en conocer los contenidos de esos archivos. De los datos que ahora se conocen, resalta el hecho de que durante la década de 1950 a 1960, de 50 por ciento de todos los atentados terroristas que se cometieron en el mundo, más de la mitad fueron financiados o realizados por agentes de la CIA, que en esa época iniciaba sus operaciones. En esos años, nuestro país fue tratado como buen vecino y ningún daño tuvimos que lamentar; sin embargo, algunas de las cosas que sucedieron en otras partes del mundo se relacionarían después con nuestro país, de acuerdo con lo que esos documentos revelan. El más importante y al cual dedico ahora mi atención es el caso de Irán, cuyo príncipe heredero al trono, Mohammed Shah Reza Pahlevi, fue invitado en 1949 por la firma de abogados Sullivan and Cromwell, en nombre de un grupo de importantes empresas consultoras, a realizar una visita a Estados Unidos, en la que fue objeto de atenciones diplomáticas y agasajado maravillosamente con fiestas en compañía de mujeres hermosas, al paralelo que le eran presentados proyectos de ingeniería impresionantes para modernizar su país de manera tal que pronto la ciudad de Teherán fuese más moderna y maravillosa incluso que la ciudad de Nueva York, mientras que el país entero disfrutaría de un bienestar único en el mundo. Lo más asombroso para él, era que toda aquella aventura prácticamente no tendría ningún costo para su reino, pues sería pagado con una concesión para explotar el petróleo del subsuelo, similar a la que ya habían dado a los ingleses, la cual les permitía tener una renta importante, que en este caso sería utilizada para pagar los costos de inversión necesarios para la extracción del petróleo, así como para la modernización del país. El maravilloso proyecto sería financiado por el banco Chase Manhattan del magnate estadunidense Nelson Rockefeller, dueño también de una de las más ricas empresas petroleras de Estados Unidos. Ya se imaginará usted el entusiasmo con el que el nuevo soberano tomó el maravilloso proyecto que le ofrecían estas buenas personas. Sin embargo, había un pequeño detalle que resolver: el primer ministro Mohammed Mossadegh era un acérrimo nacionalista que, sin pensarlo mucho, rechazó aquel proyecto, en virtud de que, por el contrario, lo que él proponía era la nacionalización, quitando a los ingleses los derechos para seguir extrayendo el petróleo. Ante la imposibilidad de convencerlo por las buenas, la CIA entró en operación en 1952 con la llegada de Eisenhower a la presidencia. Curiosamente, los abogados de la firma Sullivan & Cromwell que habían invitado al sha eran los mismísimos John Foster Dulles y Allen Dulles, que habían sido nombrados por el nuevo presidente como secretario de Estado el primero, y como director de la CIA el segundo. En los seis meses siguientes, Irán fue sacudido por numerosos atentados terroristas, que la prensa local adjudicaba a los comunistas, protegidos por el propio primer ministro, que no era, según la misma especie, otra cosa que un operador del Kremlin. A los atentados siguió una campaña de desinformación que terminó llevando al país al caos y a un golpe de Estado consumado el 19 agosto de 1953, del cual surgió un nuevo gobierno dictatorial del sha, totalmente afín a los intereses estadunidenses, el cual gobernó el país los siguientes 25 años sustentado en el engaño, el miedo, la corrupción y la explotación sin límite de las reservas petroleras más grandes del planeta, hasta que una nueva revolución, esta vez convocada por un líder religioso islámico, logró deponer a ese gobierno, suspendiendo todas las relaciones con Estados Unidos y clausurando los pozos petroleros para detener el saqueo. El movimiento revolucionario de liberación tuvo una cuota de sangre y de muertos, que desde luego fue el precio que los iraníes tuvieron que pagar para recuperar sus recursos. Hoy sabemos por los archivos recientemente hechos públicos que la CIA jamás informó al gobierno de Eisenhower, ni al Congreso de Estados Unidos, sobre las acciones subversivas que había realizado, y menos aún sobre las astronómicas utilidades de las empresas estadunidenses durante los años que duró la explotación de los recursos iraníes. Cuando aquello se les vino abajo, el protegido de la CIA fue enviado a nuestro país, donde vivió varios meses, con el lujo y los sirvientes acordes a su investidura. La memoria que dejó en su patria es fácil de imaginar. Desde esos años, varias empresas estadunidenses han tenido puestos sus ojos en nuestro país, y si desean nuestros recursos del subsuelo, seguramente es porque saben más que usted, y que el pueblo de México, las verdaderas dimensiones del botín del que están por apropiarse, en el caso de que la iniciativa que usted envió al Congreso se convierta en ley, modificando la Constitución, misma que usted juró respetar y hacer respetar. Una vez que esa reforma se consume, llevarla hacia atrás costará muchas vidas, de lo cual será usted el principal responsable, al igual que de los daños patrimoniales que se ocasionen. Hoy todavía está usted a tiempo de meditar al respecto y de retraer esa reforma. Atenta y respetuosamente.

miércoles, diciembre 04, 2013

Petróleo. Peña Nieto: un retorcido aniversario.

Alejandro Nadal Llegó a la Presidencia por medio de una enorme lista de irregularidades. Se instaló en el poder con un discurso demagógico. Transcurrió su primer año de gobierno con un saldo negativo en todos los temas, en especial en el económico y en materia de seguridad. Y ahora busca por todos los medios imponerle al país una de las reformas más trágicas de toda su historia, la entrega del petróleo a los intereses transnacionales. Un análisis imparcial de los planteamientos del gobierno sobre su reforma energética demuestra que sí conlleva la privatización de los hidrocarburos. Puede disfrazarse todo lo que se quiera, pero Peña Nieto y su secretario Joaquín Coldwell estarán entregando estos recursos estratégicos de la nación al dominio extranjero. El gobierno dice en su campaña publicitaria que permitir a Petróleos Mexicanos firmar contratos de utilidad compartida no es privatizar y que el petróleo "seguirá siendo de los mexicanos" porque la Constitución así lo dispone en su artículo 27. Pero eso esconde un hecho fundamental. El Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) define (Capítulo XI, artículo 1139) a la inversión extranjera como aquella en la que existe propiedad de un inversionista en territorio de una de las partes del tratado o cuando la remuneración depende sustancialmente de la producción, ingresos o ganancias de una empresa. Y ese es precisamente el objetivo explícito de la reforma energética: permitir a empresas transnacionales invertir en exploración, extracción, refinación y petroquímica, y mantener esquemas de remuneración como los mencionados en TLCAN. Eso significa abrir el sector petrolero a la inversión extranjera directa y eso tiene graves implicaciones pues el citado Capítulo XI del TLCAN otorga más protección a las empresas que a los gobiernos. Para muestra véase el apartado B del capítulo XI. Se podría pensar que la Constitución está por encima de los tratados internacionales porque el artículo 133 establece que, en caso de contradicción, prevalecerán los preceptos constitucionales. Pero precisamente lo que busca la reforma energética es eliminar cualquier contradicción entre la Constitución y el TLCAN, al permitir los contratos de utilidad compartida en el sector energético. La eliminación de la restricción contenida en el artículo 27 constitucional adaptaría la Constitución a los preceptos del TLCAN sobre inversión extranjera. Se acabó el conflicto: la inversión extranjera puede entrar al sector energético por la puerta grande. Esta es la médula de la reforma energética. El régimen sobre inversiones extranjeras establecido en el capítulo XI del TLCAN prohíbe el empleo de instrumentos clave de política industrial. Para muestra de lo anterior, véase el artículo 1106 del TLCAN sobre requisitos de desempeño. La construcción de eslabonamientos con proveedores de la industria es uno de los instrumentos de política de industrialización más eficaces y han sido utilizados con éxito por muchos países que se industrializaron. El TLCAN prohíbe usar este instrumento y de ahora en adelante México no podrá recurrir a él en lo que concierne al sector energético. Por esa razón, con la reforma, las empresas petroleras podrán operar en México bajo un esquema de enclave económico y sin eslabonamientos con la industria nacional. El capítulo VI del TLCAN busca liberalizar el mercado de productos energéticos. Pero México incluyó algunas reservas dado su actual marco constitucional. Esas reservas en materia energética perderán sentido con las reformas propuestas por el gobierno de Peña Nieto. Al permitir la inversión extranjera directa en el sector energético será difícil imponer y mantener controles para aplicar dichas reservas porque las empresas transnacionales podrían argumentar violaciones al capítulo XI y el gobierno mexicano tendría que ceder. No sería la primera vez que esto sucede (véase el litigio de la empresa Metalclad contra el gobierno federal), sólo que ahora tendremos la circunstancia agravante de que Estados Unidos podrá presionar más y México se encontrará en posición de debilidad. Las inversiones tienen su manera de imponerse, como bien sabemos. El argumento de que la reforma energética generará crecimiento es falso. El modelo neoliberal que se aplica en México desde hace veinticinco años no favorece el crecimiento debido a sus propias contradicciones. Precisamente la prohibición de requisitos de desempeño en el TLCAN es uno de los obstáculos que impedirán la transmisión de impulsos dinámicos para la economía mexicana de la inversión extranjera en este sector (de la misma manera que las maquiladoras están desconectadas de la industria nacional). Además, el marco macroeconómico seguirá subordinado al capital financiero y los cambios propuestos no cambiarán eso. En síntesis, la reforma energética de Peña Nieto no modifica el marco de política económica que viene fracasando desde hace más de dos décadas. Lo único que hará es cerrar todavía más las opciones para México. Twitter: @anadaloficial

domingo, diciembre 01, 2013

¡NO ES NO! AL ATRACO DEL PETRÓLEO

Una ofensa más de la reforma energética: el shale gas Claudia Sheinbaum Pardo Además de entregar la riqueza petrolera a las empresas trasnacionales y de avanzar aún más en la privatización de la generación eléctrica, otro de los objetivos de la reforma constitucional en materia energética que pretenden aprobar próximamente el PRI y el PAN es aumentar la producción nacional de gas natural a partir de la explotación del llamado shale gas, con inversión de empresas principalmente estadunidenses. La "urgencia" con la que el gobierno presenta la necesidad de que empresas privadas extranjeras exploten este hidrocarburo se basa en dos argumentos principales: hay una crisis nacional de abastecimiento de gas natural y Pemex no tiene la capacidad ni la experiencia para la extracción de shale gas. Veamos el primer tema. A partir de mediados de los 90, el gobierno mexicano (PRI y PAN sin distinción) decidió emprender una política de sustitución del combustóleo (un derivado del crudo) por el gas natural, principalmente para la generación de energía eléctrica y en menor medida para la industria. El argumento central era que el gas natural permitía usar una de las tecnologías más eficientes de generación eléctrica, el ciclo combinado, lo que repercutía en menores costos y ahorros de energía. De esta forma entre 1996 y 2012, el consumo de gas natural para generación eléctrica creció siete veces. El único problema que no previeron nuestros brillantes gobernantes (o no les importó) fue el de asegurar la producción y aprovechamiento de gas natural que se requería para hacer funcionar dichas plantas. De esta forma, para el mismo periodo, la importación de este combustible aumentó 13 veces, de 84 a mil 89 millones de pies cúbicos diarios. El crecimiento de las plantas de ciclo combinado ha sido principalmente privado a partir de la figura de productores independientes de electricidad. Hoy por hoy, prácticamente todo el gas que se importa se destina a la operación de las plantas de electricidad privadas1. Para la importación de gas se construyeron tres plantas (también operadas por privados) para recibir gas natural licuado proveniente de diferentes regiones del mundo como Qatar (45 por ciento), Nigeria (28 por ciento), Perú (16), Indonesia (6 por ciento) y Yemén (5 por ciento), con contratos millonarios de transporte a empresas como Repsol. Sin embargo, lo más absurdo de esta historia no se ha contado aún. Al mismo tiempo que se compraba gas en el exterior cada vez más caro, se quemaba en la atmósfera de nuestro país casi la misma cantidad que se importaba (en algunos años fue el doble), por no hacer las inversiones necesarias en la recuperación de gas en los pozos asociados del sureste mexicano2. Producto de esta aberrante política, el año pasado y éste, México registró una crisis de abasto de gas natural que obligó incluso, a aumentar las importaciones de combustóleo para la industria (sí de ese combustible que decidimos dejar de producir). Mientras esta situación ocurre en nuestro país, Estados Unidos con Obama, decidió promover una política de seguridad energética más agresiva que la de Bush. De esta forma, ha aumentado su producción de crudo y de gas natural y ha promovido con mayor intensidad el desarrollo de otras fuentes de energía, entre ellas, las renovables. En el caso del gas, la orientación fue a la explotación en formaciones llamadas no convencionales a partir del llamado shale gas. El shale gas es gas natural que se encuentra en formaciones geológicas profundas y dispersas, donde abundan las lutitas o el esquisto (entre otras). Dado que estas rocas tienen baja permeabilidad, es necesario fracturar la roca hidráulicamente para permitir que el gas ascienda a la superficie. La fractura requiere, por cada pozo, cerca de 20 mil litros de agua, la cual a su vez, se mezcla con agentes tóxicos. Para deshacerse del agua contaminada, ésta se inyecta a kilómetros de profundidad. La extracción de shale gas, además de intensiva en uso de agua y contaminante, requiere de grandes extensiones para su extracción, ya que deben hacerse una enorme cantidad de pozos para poder obtener suficiente gas. Esto ha hecho que países como Francia hayan impuesto una moratoria en la fractura hidráulica (fracking) hasta no conocer los alcances de los impactos ambientales. De acuerdo con el Departamento de Energía de Estados Unidos, México tiene grandes reservas prospectivas de shale gas principalmente en los estados de Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, justamente en aquellos estados en donde hay carencias en el abastecimiento de agua. La apuesta del shale gas para México es un verdadero absurdo, sería el colofón de una triste historia y un anunciado desastre ecológico. La crisis del gas natural es el mejor momento para orientar al país a un verdadero programa de uso eficiente y fuentes renovables de energía, en una visión de integración y participación de la sociedad y las comunidades locales. Para ello no se requiere ninguna modificación a la Constitución y menos la entrega de nuestros recursos a las empresas trasnacionales. 1Los datos provienen de la Secretaría de Energía, del Sistema de Información Energética y la prospectiva de gas natural. 2Recientemente se han hecho ajustes para reinyectar el gas natural disminuyendo la quema.